El fotógrafo parte 1

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Ese día llegaba la nueva directora del periódico y los ánimos estaban caldeados.

- Señoritas García y Estévez, ¿pueden pasar a mi despacho? - me puse un poco nerviosa. Pero mire a Alba y puse buena cara. Sólo era una reunión como tantas otras aunque fuese una mueva jefa.

- Bueno señoritas, por lo que he visto su sección de moda está muy bien valorada, es fresca... La verdad que funciona pero he venido para ampliar lectores así que vamos a abrir una sección para hombres. Y de eso se encargará la señorita Estévez. Así que señorita García usted seguirá con la sección femenina y seguirá con el fotógrafo habitual mientras que la señorita Estévez empezará mañana con el señor Sevillano, el nuevo fotógrafo masculino.

Eso me asqueaba un poco. Las modelos ya conocían a Álex, nuestro fotógrafo. Empezar con uno nuevo iba a ser un trabajo.

- ¡Bea! - Alba me abrazó al salir del despacho - no quería que me separan de ti.
- Vamos Alba, no es para tanto. Venga va! Te invito esta noche a una copa.
A Alba se le iluminó la cara nada más oír eso.
- A las diez paso a por ti, han abierto un sitio nuevo en el centro, Giorgio nos pasa.
Mi compañera era una llorica pero era la reina de la fiesta. Conocía todos los sitios y a toda la gente influyente en el mundo de la fiesta.

Entramos al local de moda, había mucha gente y hacía calor. Alba se había quuedando hablando con un amigo en la entrada. Iba de camino al guardaropa cuando un grupo de chicos me rodeó.


- Bfff menudo culo - dijo uno cuando note una mano pellizcándome el trasero. No me costó mucho agarrarle la muñeca
- Vuelve a hacer eso y te la arraco, capullo - me había criado con 3 hermanos mayores. Si hacía falta llegar s las manos iba a ser la primera en atacar. El que pega primero pega dos veces.
- Disculpa a mi amigo - una voz ronca sonó detrás mío. Me giré y me encontré con un chico alto, moreno. Llevaba una camiseta blanca y unos vaqueros gastados. Estaba bueno, pero por cómo lo miraron los demás al llegar parecía el típico líder del grupo, chulito y ligón.
- Enserio perdónale, no debía tocarte. - entonces se acercó mucho y me dijo al oído- pero con esas curvas no puedes llamarle culpable, porqué ahora mismo me estás poniendo a cien con solo notar tus pechos en el mío .- hizo un gesto y todos los demás le siguieron. Efectivamente era el típico chulito, y encima iba borracho. Me quedé ahí sin contestar, me repugnaba su actitud pero el olor de su colonia y el calor de su cuerpo se me habían quedado grabados a fuego haciendo que notara palpitar mi corazón en medio de mis piernas.

A la mañana siguiente cuando llegué a la redacción la jefa me llamó al despacho.
- Buenos días señorita Estévez. La verdad que cómo ya sabe de que va esto he decidido que empezaremos directamente a trabajar. Hay una sesión fotográfica de los nuevos cinturones presentados por DeGrasse. Su fotógrafo la espera allí. - dijo la jefa mientras me daba una carpeta y la dirección del estudio

Cuando llegué a la sesión las modelos estaban semidesnudas corriendo por allí, parece que les guste, nunca veo a los hombres haciéndolo. Aunque era una sesión de moda masculina siempre hay mujeres, para hacer su papel de complemento.

- Disculpe - agarré a la única chica con ropa que pasaba por allí - ¿Sabes dónde puedo encontrar a Daniel Sevillano?
- Está preparando las cámaras en el despacho. Tercera puerta al final del pasillo

Me dirigí hacia allí ojeando la carpeta. Cuando abrí la puerta un olor me resultó familiar. Al levantar la vista me encontré con esos ojos marrones.

- Vaya! Es la chica de las curvas! ¿Eres modelo? Porqué con ese cuerpo podrías serlo - el chico de anoche me miraba descaradamente las tetas. Tenía una barba de 3 días y llevaba una cadena fina al cuello que le daba un aire macarra. Era grande. Alto y de hombros anchos. No sabía que me pasaba con aquel tío, me producía una sensación de asco y a la vez tenía ganas de que esos brazos enormes me empotraran contra la pared
- Oye tío - contesté finalmente. - soy Bea. Voy a ser tu compañera, tengo ganas de hacer bien este trabajo así que corta el rollo de ligón de discoteca.
- Que bien lo vamos a pasar - dijo con una sonrisa pícara

La mañana siguiente la pasé intentando hacer una nueva agenda de contactos de bloggers masculinos, marcas de hombre.... Cuando ya se estaba escondiendo el Sol Dani llegó a la redacción.
- en veinte minutos hay que estar en la avenida de los naranjos. Si me acompañas nos ahorraremos el trabajo de enseñarte después los modelos en fotos.
- Sueñas si crees que en media hora cruzamos la ciudad.

Él puso un casco de moto encima del escritorio como respuesta.
- Ah no - dije tajante - yo no me subo a eso.
No se como lo hizo pero en 10minutos estaba montada encima de una Harley.
Su olor me volvía loca. Encima en esa moto no tenía escapatoria. Estábamos muy pegados y me embriagaba su fragancia.
En un semáforo él cogió mi mano, traté de apartarla pero no tuve fuerza.
Giramos una calle y emprendimos dirección a la avenida de los naranjos. Era un barrio poco transitado. Yo intentaba soltar mi mano, cada vez con menos fuerza.
Él la fue bajando poco a poco hacía abajo hasta dejarla encima de su paquete
- ¿Qué haces? - grité mientras con la otra mano le pegaba un puñetazo en su fornida espalda
- No puedo tener tus tetas pegadas a mi espalda. Lo siento haces que se me ponga así. - y apretó mi mano más hacia su abultado pantalón.
- Oye Dani basta ya! - pero no me escuchó, el ruido de aceleración de la moto lo impidió.
En el siguiente semáforo se bajó la cremallera de la bragueta y metió mi mano dentro.
Mi primera reacción fue gritar y pegarle, pero al notar mi mano en contacto con la piel de su miembro perdí toda la fuerza.
- Dani nos van a ver - dije mientras oía como gemía.
- Vamos nena aquí no hay nadie, dame una alegría mientras conduzco. - llevó una mano a la espalda y con su pulgar apretó mi entrepierna. Sólo fue un roce, pero me hizo perder la cordura. Agarre su miembro con mi mano y empecé a mover arriba y abajo. Sabía que eso no era para nada seguro mientras manejaba una moto de 250kg pero estaba fuera de mi. Notaba como se mojaba mi ropa interior. Las sombras de la noche nos ayudaban a escondernos.
- ¡Vamos nena! ¡No pares! Yo te aviso cuando esté apunto.
Yo seguía cada vez mas deprisa, hasta que él me apartó la mano y paró la moto.
- Estamos llegando, pero ha sido el mejor viaje en moto.
Me sentí como una estúpida, me baje de la moto y le dije que no podía volver a pasar, que me iba a casa, que había sido una locura.
Él intentó disuadirme pero paré un taxi antes de que pudiese agarrarme. 


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