Hay muchas calles, barrios, ciudades, países... pero da la casualidad de que tenía que ser en el mismo sitio.
También hay numerosos momentos pero claro, hay cosas que surgen inesperadamente, que no se pueden prever y que en parte no tenemos control sobre ellas. Como la intensidad de la dedicación que se pone en una relación, la cual no ocasiona problemas si la balanza refleja igualdad entre ambas partes pero que es capaz de romper una relación cuando se desvía hacia una parte haciendo que sienta más que la otra.
Y que hace que se llegue a comprender algo que pudo suceder. Para lo cual es necesario vivir experiencias y estar en ambos lados de la balanza. En el pasado en el lado que reflejaba mayor intensidad que la otra persona y en el presente en el lado en el cual siento menos que la otra parte.
Con el paso de los meses soy capaz de comprender el significado de las palabras que no llegaba a entender en su momento, pues ahora, viviendo una situación muy similar, me doy cuenta de lo que en verdad se siente cuando no puedes avanzar más porque el pasado no está olvidado.
Ahora entiendo el agobio, la excesiva planificación y organización, el no querer pasar tanto tiempo juntos, el motivo de querer viajar en solitario. Necesitar alejarse del mundo, una zona en la que poder pensar, como en la cima de una montaña. Pero no entiendo otras cosas como la forma de medir el tiempo, la cual antes te era incómoda y ahora no. Tiempo que antes querías pasar conmigo y que ahora es impensable.
Sólo ocupando la otra parte se puede entender a alguien, ocupando ese vacío que te proporciona la realidad, a la cual le cuesta darte felicidad.
Y es absurdo seguir queriendo a una persona que se fue, pero más absurdo es creer que esa persona no te dejó de querer. Pues quien de verdad te quiere se queda pase lo que pase y trata de hablar y solucionar las cosas con el paso del tiempo. Pero claro, no podemos controlar los sentimientos de la otra persona, ni los nuestros por mucho que queramos. Cuando de verdad algo o alguien te importa se lucha por ello, cuando no, lo más fácil es dejar aquello.
Pero cada vez que veo fotos de esa persona que alguna vez veo pero sin realmente ver pues no pudo ser no me termino de creer su cambio de parecer.
Aquella mínima conversación en la que no me podía sentir más incómodo y que estaba deseando que se acabase en la que te veía tan igual y a la vez tan diferente.
Aquellos verdes ojos que reflejaban recuerdos de algo que vivimos y que tristemente acabó. Aquellos que ahora mismo me miraban de una manera distinta, como un recuerdo que no te merecía la pena volver a recordar y revivir.
Y vivir sin llegar a sentir te puede llegar a desestabilizar e intentar que logres fracasar a pesar de superar lo que un día me llegó a preocupar. Pues soy incapaz de lograr olvidar, sobre todo al recordar y al mirar cada imagen y cada recuerdo de aquella persona que ocupó un gran lugar y que decidió marchar y dejar a mi corazón sin poder amar.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales