Nos pretendemos
en este escenario que es gloria.
Nuestra tierra lo es todo,
incluso cuando no lo asumimos así,
cuando no lo constatamos.
Henos sido en la paz
de los ancestros que intuyeron
el momento propicio
y nos hicieron ver
que el amor por las raíces
nos mantiene sanos y maduros.
Sabemos de la importancia
del aire, del deseo, de la belleza,
de la serenidad, del equilibrio,
de la empatía, de la colaboración
y de la complementación de iguales,
Admiro, en cualquier paseo,
las tonalidades verdes y azules,
y ese amarillo de un Sol único,
así como las versiones de una Luna
que es plena aquí como en ninguna parte.
Aguas de todo pelaje, aires frescos,
tierras jugosas, esponjosas,
con arbolados que se abren camino
en una Naturaleza rica y firme
en sus opciones variadas,
que nos acercan a un paraíso
que lo es por las vibraciones
que reporta, que regala aún más
a quien viene de fuera.
Somos una suerte de milagro,
y, como tal, a veces cuesta percibirlo.
No obstante, cuando caes en la cuenta
el enamoramiento es total.
Es el caso.
Juan Tomás Frutos
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