LA JERARQUÍA DE LAS ONDAS OMEGA-V (3ª y última parte)
Por Txus Iglesias
Enviado el 07/11/2016, clasificado en Ciencia ficción
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LA JERARQUÍA DE LAS ONDAS OMEGA-V (3ªparte)
-Ha sido un día duro y unos meses de ajetreo, vámonos a casa muchachos, relajad ya vuestra señal telepática de rastreo – dijo Joao y se volvió hacia su admirada compañera- ¿Puedo invitarte a cenar hoy, heroína? -
-Claro,guapo- dijo ella con una encantadora sonrisa- me quedaré por aquí a acabar de hacer el último reconocimiento psíquico a estos tres homicidas antes de que los de la ambulancia se lleven sus cadáveres pero luego, ven a mi casa y emborrachémonos de vino y placer a las 10 de la noche en mi casa. Ya te daré yo tu animal recompensa erótica, ahora duerme un rato la siesta. Buen trabajo, gracias.
-Tú nunca descansas ¿eh Seg? Hasta las 10, mi amor – dijo Santosaes.
Sin embargo, Joao, al llegar hasta su coche, se quedó pensativo un momento ¿Como pudo tener Abbie Stappleton ,un último pensamiento si estaba comprobado científicamente que un ataque total y conjunto de la policía mentalista siempre mataba directamente al terrorista u objetivo criminal? Joao, estaba tan cansado y tenía tantas ganas de hacer el amor con Segolene esa noche, que dejó la pregunta para investigarla pasado mañana. Le confesaría que la quería y que no la veía como a una amante o novia ocasional, solamente.
Al cabo de dos minutos, ya se habían ido toda la tropa y ella se había quedado sola.
La terrorista infiltrada en la policía Segolene Baticheraux, la verdadera telépata nº1 del mundo, sonrió maliciosamente mientras se fumaba un cigarro: ahora ya sí que podía actuar sin levantar sospechas.
Por encima de la “líder de paja” Hitomi, estaba ella como auténtica jefa de la pirámide “tele-neuronal: su triple escudo-señuelo Stappleton-Bonkov-Nakafune había funcionado. De hecho, había sido la propia Baticheraux quien había puesto en las cabezas de los policías (aunque de manera borrosa) el nombre de “Hitomi Nakafune” y no la primera mujer, Abbie.
Es decir, Abbie Stappleton no estaba moribunda sino ya estaba fallecida y sin ningún pensamiento posible cuando Segolene le hizo el escaneo psíquico: todo fue una segunda estratagema traicionera de la propia Segolene contra Hitomi y el resto de su propio comando. No podían capturarles vivos o confesarían que la propia “psico-comunicadora” francesa estaba implicada.
En otras palabras, Abbie no era quien había ofrecido la pista hacia Nakafune sino que la había dado la propia Madmoiselle Baticheraux como agente infiltrada; la cual mandó una señal disfrazada a todos sus 11 “compañeros” para que oyeran en sus cabezas el nombre de Hitomi; pensando que dicha “voz” provenía de la cabeza de Stappleton. En definitiva, Segolene había hecho parecer que fue un último y revelador pensamiento de Abbie, cuando en realidad solo era un movimiento más en su “escalera de sacrificados psíquicos” como Seg les bautizó a sus burlados ex-compinches.
La verdadera telépata terrorista Segolene Baticheraux y jefa del comando de cuatro personas llamado “ONDAS OMEGA-V”, cruzó la calle barcelonesa aún más lentamente que Bonkov. Había conseguido también engañar, magistralmente, a sus “colegas” policías con varios señuelos subordinados unos a los otros y estaba satisfecha por ello. Terminó de dar la última calada tranquilamente y se dispuso a terminar el ambicioso plan inicial.
Para cuando su engatusado novio Joan Santosaes y el resto del cuerpo policial telestésico se diesen cuenta, Seg ya habría provocado decenas y decenas de accidentes en las principales capitales del mundo y habría hecho desaparecer, tranquilamente, su señal en diez segundos. Después viajaría hasta la lejana Nueva Zelanda a “reclutar”, secretamente, más gente para nuevos proyectos criminales de Vestigios Omega-V.
La francesa terminó su Lucky Strike y atravesó, relajada, el paso de cebra, sabiendo que la frase “ser el más inteligente” no cobraba precisamente su sentido más positivo cuando se trataba de peligrosa gentuza como ella.
EPÍLOGO
El “tpt” brasileiro Joao Santosaes abrió la puerta de su coche a 90 metros de la escena de los hechos. Le gustaba mucho conducir y se alegraba, de manera filántropica, de que las fuerzas de la ley hubieran salvado a mucha gente que estaría al volante en sus capitales, ajenos a todo aquello.
Era un buen y honesto policía. Aunque sonase a tópico, era verdad.
Antes de apagar su señal telepática por hoy, le quiso mandar un cariñoso mensaje mental a Seg porque estaba muy colado por su atractiva novia y mucho más aún después de su hazaña policial de aquel día. Cuando iba a decirle, por fin, a distancia que la amaba, un brutal shock sacudió su mente. Había detectado que Segolene tenía activada una potente señal de Ondas Omega y no eran de las normales ¡sino de las del tipo “V”!: estaban a punto de ser aplicadas a varias metrópolis del mundo.
Ella, milagrosamente, no se había dado cuenta, de momento, del flash del hemisferio cerebral de su novio porque estaba concentrada en ejecutar la voluminosa operación psíquica.
Joao Santosaes, escudó su pensamiento respecto a intrusiones externas y sacó sus propias conclusiones:
-Entonces Stappleton no tuvo ningún pensamiento final como era lo lógico: Seg imitó la voz pensante de Abbie y nos hizo creer otra cosa a todos. - descubrió y dedujo horrorizado Joao -.Como añadido, mi “francesita” seguro que filtró y camufló su fortísima señal electromagnética, ante nosotros, para poder manipular, libremente, el lóbulo de Hitomi, que debió tener su reflejo en Bonkov, que a la vez derivó en la propia Abigail Stappleton: todos “tpt” manipulados y de menor poder, respectivamente. Luego inmediatamente unió su mente a la del grupo policial para destruir, en dos veces, a los de su propio comando ¡Ahora todo encaja, claro! Segolene supo ocultarnos todo eso desde que entró en la psico-brigada de élite, cuando la conocí hace 4 meses. Practicó un juego de espejos con todos con su increíble don energético.
Acto seguido, un aturdido Joao abrió el maletero de su coche y sacó un casco especial para emergencias policiales-telepáticas y se lo colocó en la cabeza. Aquel aparato amplificaba su bucle mental hasta 10 veces y aunque el riesgo de que el propio agente muriera era del 2% y tendría efectos secundarios como violentos mareos unos días, era improbable que sucumbiese él mismo por el efecto devastador que el cacharro produciría.
-Necesito poner en marcha el casco, Segolene es 10 veces más poderosa de lo que todos pensábamos – concluyó él dolorosamente y dando al botón de encendido del aparato craneal.
No había tiempo de avisar a sus compañeros para un, más seguro, ataque coral porque ella estaba a punto de actuar. Además, él sabía que Segolene detectaría una alerta ruidosa y máxima desde la mente de Joao y entonces podría abortar el plan y escapar.
El agente brasileño debía apresurarse y actuar en solitario. El protocolo policial era siempre clarísimo y explícito en aquellos casos extremos: “freir por completo el cerebro del terrorista psíquico”. Debía sobreponerse a sus recién quebradas emociones y ser profesional.
Santosaes cerró la puerta de su Wolkswagen y comenzó a correr por la calle barcelonesa pero ocultando su bestial señal asesina hasta el momento preciso, dentro de 30 segundos.
Para su desconsuelo, sabía que no fallaría y, por lo tanto, eliminaría a su nuevo objetivo criminal y es que, efectivamente, su paladar sentimental tenía un sabor agridulce y contradictorio: mataría a su amada Seg pero salvaría cientos de conductores desconocidos.
* Telestesia = telepatía.
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