Un zorro un poco hambriento
Por Zeor
Enviado el 01/03/2012, clasificado en Infantiles / Juveniles
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¿Qué fué antes, el huevo o la gallina?
Difícil pregunta, pero si no había gallina, no podía haber huevo, ¿no?, aunque los dos tienen buen sabor para un zorro hambriento (mi caso); aunque despu,es de lo de esta mañana creo que no me voy a acercar a un corral en mucho tiempo.
El caso es que estaba yo sentado debajo de un seto lleno de bichos y me había entrado hambre, así que he decidido ir a dar un paseo por si me cruzaba con algún ratón, o un conejo, o un pajarillo extraviado... algo con que llenar el estómago;y de repente, ahí estaban; todas juntitas y llenas de plumas de colores diferentes; unas grandes, otras pequeñas; un fesín para mí solito, pero una reja me separaba de ellas. Tenía varias opciones para superar este pequeño obstáculo:
1:Saltarla. La he desechado porque era muy alta.
2:Agujerearla. El alambre era demasiado fuerte.
3:Asustarlas para que salieran volando. Imposible, les pesaba mucho el trasero.
4:Actuar como un topo y cavar un hoyo para pasar por debajo.
Bingo. En cuestión de minutos había uun agujero que cruzaba la valla por debajo. Ya estaba dentro, pero me haan visto asomar las orejas y se habían metido en la casita donde ponían los huevos. Me he acercado y he metido la cabeza para ver lo que había ahí, y me he llevado un picotazo en el hocico. Después de retroceder un par de pasos he visto una gallina diferente a las demás: con la cresta más alta, de color negro y la cabeza blanca, mas grande casi que yo y con más plumas y mas largas en la cola. Oh, oh... El señor gallo me miraba un poco enfadado, tanto que casi se podría decir que tenía los ojos entrecerrados. Ha empezado a chillay un pelotón de aves de granja se hlanzado sobre mí.
Estaba sepultado bajo un montón de patas, picos y plumas, y no me apetecía quedarme ahí. Me he hecho el muerto. Cuando han dejado de picotearme, arañarme y chillarme en el oído se han ido alejando poco a poco. Cuando ha estado lo suficientemente despejado he salido disparado hacia el agujero, pero... otro problema: el dueño de las gallinas lo estaba tapando a toda prisa con una pala. ¿Cómo salía yo de ahí?
Las gallinas habían vuelto a la carga. No me ha quedado más remadio que pisar varias cabezas y dar un salto felino para subirme al tejado. El señor había entrado en el corral con la pala en la mano dispuesto a hacer un puré con mi cabeza; tenía que volver a saltar, pero esta vez hacia la valla. ¡Allá va super-Paco!(así me llamo). Nunca se hbía visto a un zorro volar,y por supuesto, hoy no iba a ser el día. Me he estrellado contra la parte superior de la valla, y como he conseguido agarrarme, he escalado lo que me quedaba. Me he librado por los pocos pelos que me quedan. Después de correr un rato me he vuelto a sentar bajo el seto de antes para recuperarme. ¡TENGO HAMBRE!
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