LA MUÑECA Y LA NIEVE VERDE ( Parte 2ª)

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                                            LA MUÑECA Y LA NIEVE VERDE ( Parte 2ª)

 Al final a todos les gustó la nieve verde y ¡qué rica sabía! El alcalde Dan , muy goloso, era el que más se la comía.

Un día Ñil le dijo a Bet:

-¿Por qué no intentas volver la nieve en rojo? A mí me gusta mucho más ese color todavía que el verde.

Entonces ella volvió a concentrarse y la nieve ¡comenzó a caer colorada!

Además, la nieve roja sabía a granizada de fresa con lo que Ñil estuvo un buen rato zampándosela como un glotón.

-¡Funciona! – gritaron Ñil y Betsy.

Luego, una muñeca llamada Alba, que era amiguita de Betsy, le pidió por favor que hiciera caer nieve azul. Entonces ella, después de pedir permiso a la policía, se concentró e hizo caer copos de ese color. ¡Tenía sabor a helado de pitufo! Alba le dijo: “Gracias Bet”.

A muchos habitantes del país de Muxulambra les gustó mucho pero Ñil y unos amiguitos suyos, llamados Xuk y Ro, querían ver la nieve de nuevo roja y se enfadaron un poco.

La mamá de Betsy le pidió a su hija que por favor que a ver si podía hacer caer la nieve amarilla. Entonces ella, otra vez pidió permiso por teléfono a Xilvia y luego se concentró de nuevo. Entonces, las nubes descargaron copos amarillos con sabor a yogurt de limón ¡Riquísimo!

Entonces su papá le rogó que, por favor, aunque fuese durante un rato, quería que la nieve volviese a ser blanca. Lo divertido es que la nieve blanca empezó a saber a rico azúcar.

Así que, todo el mundo pedía turno para decirle a Betsy la nieve que quería y así ocurría todos los días.

Llegó un momento que al cuento de Blancanieves le tuvieron que cambiar el nombre por Verdenieves y luego Rojanieves y luego Azulnieves y el cuento siempre cambiaba de nombre según el tipo de nieve que le pidiesen a Betsy.

A Bet le encantaba tener a todos contentos pero un día, tanto Ñil como Alba como el papá de Bet como su mamá, se pusieron a discutir entre todos porque, justo justo justo en ese momento, a todos les apetecía la nieve del color que les gustaba:

-¡Quiero la nieve roja para siempre!- chillaba Ñil

-¡Azul yaaaa! – replicó Alba, la otra muñeca amiga de Betsy.

-¡No, amarilla ahora mismo!- dijo la mamá de Bet.

-¡Niña, ya basta, que vuelva a ser blanca todo el tiempo!- le gritaba el papá a su hija.

Betsy se puso muy nerviosa y no sabía qué hacer. Le empezó a doler la cabeza con todo ese jaleo y la nieve iba cayendo de todos los colores y sin ningún orden, hasta volverse de un color negruzco muy feo y de muy muy mal sabor.

Entonces, en mitad de la confusión, llegó el alcalde y dijo:

-¡Aquí mando yo y la nieve será verde, otra vez!

Entonces, al decir eso, todos los demás le tiraron bolas de nieve que ya no se sabía de qué color era. El alcalde Dan respondió al ataque y empezó una feroz guerra de negras bolas de nieve entre todos.

En ese momento, llegaron unos policías con su uniforme: el ruj adulto llamado Xito y la muñeca mayor llamada Xylvia. Ellos recibieron también bolazos de nieve pero sin querer. Y entonces los agentes gritaron:

-¡Un poco de orden! ¿¿A ver qué pasa aquí? Poneos tranquilos porque si no os llevamos a todos a la cárcel. A usted también alcalde Dan, que se porta el peor de todos y tiene que dar ejemplo a los pequeños- chillaron Xito y Xylvia.

Todos quedaron mudos y avergonzado, Betsy les explicó el problema a los polis.

Xylvia, después de pensarlo un poco, le dijo que se calmara y le susurró al oído una solución a Betsy.

-Vale, así lo haré -dijo la pequeña muñeca a la mayor.

Entonces, Bet hizo que en un barrio de Muxulambra nevara en rojo con lo que Ñil y otros habitantes ruj, que les gustaba así, pudieron ir a ese sitio donde siempre nevaría de color y sabor fresa.

-¡Estupendo! Gracias Betsy- le dijo el ruj niño.

Luego en otra región del pequeño país, Bet hizo caer copos amarillos sabor limón. Su mamá y sus amigas viajaron hasta esa zona, sin dudarlo.

En el Sur fue nieve azul y Alba, junto con otros muñecos y muñecas, fue hasta allí muy contenta.

Al Norte viajó su papá, muchas veces, a ver la blanca nieve y ¡era además azucarada! que caía del cielo. Sabía a cuajada encima.

Cerca de la casa del tragón alcalde, Dan, tuvo que ser el color verde-menta, claro.

¡Fue fantástico! Todas las gentes del país iban viniendo a casa de Betsy a dar las gracias por repartir los colores de la nieve, al mismo tiempo, por toda Muxulambra. Pero un día la policía llamó a la puerta de Betsy y ella abrió diciendo:

-¿He hecho algo malo, Xylvia? –dijo la muñeca asustada.

-No, claro que no ¡jajaajaja!- dijo la agente Xylvia- Tú siempre te portas muy bien. ;-)

-Solo veníamos a pedirte, por favor, a ver si cerca de la comisaria de policía podías hacer que nevase de color naranja. Seguro que sabe a zumo de esa fruta tan rica- dijo el detective Xito.

Betsy se rió mucho y dijo: -De acuerdo,  agentes Xilvia y Xito, así lo haré, nieve naranja para vosotros.

FIN


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