Oigo una voz: duerma. Una mano pasa por mi frente. Si dormir fuese eternidad. O una luz que lleva al calor del amor. Dormir y amar. Vivir.
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Ya hace efecto lo que coño tenga metido en el cuerpo tras pinchazo. Uy, los ojos, entornados. Creo que babeo. Pero en la cabeza ya inmortal.
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Dios recibió a Cohen con el Nobel de la Eternidad.
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Cantar no sé. Pintar no sé. Bailar no sé. Fracasé con las palabras. Vivo en mentiras y con un dolor grotesco. Ya que viene, dejad que pase.
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Dicen ingrese ya si quiero curarme. Pero tengo tanto sueño. En un segundo infinito quisiera ser solo espíritu, alma que se une a los padres.
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