A dónde me llevas? le dije
Por DavidDeSiempre
Enviado el 22/11/2016, clasificado en Adultos / eróticos
23783 visitas
Estos días de frío, estos días donde el aire calla hasta los huesos, donde al soplar aire el vaho, sale como iluminando el ambiente haciéndolo más seductor, la debilidad del cuerpo aflora pues es el calor de otro cuerpo el que desea, uno necesita sentir calor y desesperadamente encuentra el contacto entre tanta gente en esta ciudad.
Fue en estos días fríos cuando tuve la temporada más feliz de mi vida, cuando mis años de amante eran más solicitados por clientes selectas, burdeles y pieles necesitadas de calor, señoras con una cama grande y fría fueron mi especialidad pero, hubo una persona que me regalo unos de los encuentros más memorables.
Alma, una hermosa mujer encantadora de 40 años recién cumplidos, con un cuerpo delicado y forjado por el ejercicio y los cuidados de una dama, sentía que por cumplir su cuarta década, ya no era tan atractiva como antes, su marido ya no la tocaba y ella necesitaba de caricias como toda mujer, ser tratada mejor que en sus años de adolescencia, y yo, nunca me negué a complacer ese tipo de peticiones.
Ya la conocía, pues ella vivía cerca de mi casa, conocía a su marido y a sus hijos que eran casi de mi edad, bueno, un par de años más chicos pero los conocía bien. Alma siempre fue buena persona conmigo pero fue un sábado fríode noviembre, cuando sus hijos saldrían a una fiesta, su marido, como siempre, tomando y jugando baraja en la cantina del pueblo. Cuando yo encontré a Alma en el camino a casa y me invito a pasar a su casa, platicamos hasta las once de la noche, entre risas y copas de aguardiente, ella fue seduciéndome con su maestría, poco a poco sus manos estaban sobre mi piel, sus besos me estaban dando calor y su ropa se estaba haciendo menos.
Sus ganas y las mías nos estaban calentando mucho, sin más nos besamos como locos en la boca, su saliva tenía un sabor a lujuria, sus ojos un calor insoportable mientras que sus manos estaba calientes como una plancha, su cabello castaño se estaba alborotando, su encanto me fue embriagando dejándome sometido a su lascivia, se fue despojando de todo hasta quedar en solo un calzón oscuro de encaje, totalmente transparente, yo solo estaba con el pantalón y una playera.
-¿Sabes de qué tengo ganas papacito? –Me dijo mientras se apretaba los pechos.
-No lo sé, dime y hacemos lo que quieras.
-Ven, vamos. –Me tomo de la mano y me llevo a la parte de atrás de la casa, fui hasta un ropero y saco una cobija, abrió la puerta y caminamos fura de la casa.
Con la botella de aguardiente y la verga menguando por el fríollegamos a un llano en medio de un monte desde donde se miraba su casa, había una hermosa luna llena, estrellas y el cielo despejado, pero un fríoincesante que de solo sentirlo, los dientes me temblaban.
Alma coloco la cobija encima del pasto, la luna iluminaba perfectamente su cuerpo desnudo y el fríopuso esos pezones gigantes duros y parados con la piel de gallina, eso me excito mucho que a pesar del fríomi erección creció sin control, sus manos me bajaron el pantalón y no dejo que el aire fríollegara a mi verga, su saliva caliente lo estaba cubriendo y su garganta estaba apretando la cabeza de mi pene, so chupaba con desesperación no sabía si por el fríoo por el efecto del alcohol, me quite el pantalón y comencé a besar su cuello, a prisa llegue a sus pezones fríos y duros, dios!! Que ricos estaban, mi lengua los lamia y ella gemía sin vergüenza pues, en medio de ese monte, no se escuchaban los ruidos, sentí un aire correr en mi verga y ella lo tomo con una mano, abrió las piernas y lo metió en su sexo que hervía en fiebre, el fríodel aire no se percibía cuando nuestros sexos chocaban y yo me aferraba a sus pechos chupándolos y mordiendo sus pezones enormes.
Se mojo increíble, la cobija estaba completamente mojada, ella misma se apretaba los pechos y en ocasiones los lamia mientras mi verga entraba y salía sin control, sus manos me abrazaban duro y sus pechos se apretaban en mi tórax, sus piernas me abrazaban fuerte y al tocarlas sentía su piel erizada, la penetraba fuerte y hasta el fondo para sentir más su calor, en medio de eso me quito la playera, pues aun la tenia, y el fríoque había solo lo percibía a medias, pues el placer me tenia extasiado, lamiendo su cello y sus orejas ella comenzó a respirar muy agitada, me moví mas rápido dentro de ella, y sus muslos junto con todo su cuerpo se tensaron.
-Me voy a venir papito, me voy a venir mi amor, me riego como una perra.
Su voz que quebró, sus ojos se fue y de su sexo escurría un líquido tibio, escucharla decir que era una puta era para mí un éxtasis auditivo que no tarde mucho en querer terminar, cuando ella escuchaba que mi orgasmo estaba próximo, me empujo y me pidió que me parara.
-Tu perra quiere lechita, tu perra quiere que le des de comer, dame tu lechita mi amor, por favor, por favor, dame de tu leche.
Nuevamente escucharla me excito hasta que ya no pude mas, con ella de rodillas y yo desnudo con el cuerpo tenso sentí uno de sus dedos entrar en mi ano. Abrí los ojos y quise oponerme pero su dedo estaba ya estimulando mi próstata, me fui a un mundo distinto, mi ser sintió que desfalleció, mi leche brotaba como agua, ella se rego mi semen en su boca y en sus pechos, sentí que mis fuerzas se fueron, pero no dejaba de eyacular, me ordeño sin clemencia y yo no pude poner resistencia.
Mi semen escurría en sus pechos y la luna lo marcaba, ella saco cuidadosamente su de do de mí, lo lamió y comenzó a lamer sus pechos, limpiaba muy bien mi semen de su piel, mientras que a mí me llegaba un fríodelirante en la espalda, ella tenía una mirada de perra satisfecha. Chupo una vez más mi verga y me abrazo para acostarme junto con ella en el inclemente frío.
-Perdóname papacito, pero quería que me bañaras de tu lechita, lo sé, soy una zorra, perdóname por eso pero me tenías bien caliente. –Yo no sabía que decir, estaba en shock.
-Quiero que me sigas cogiendo, la verdad es que no pensé que me hicieras venir, pero ya vi que tu verga la quiero más veces dentro de mi pichita.
Palabras que al fin entendí, la abrace más fuerte y mi cuerpo temblaba aferrándose a su calor.
-Me encanta coger a fuera y más en estos días, me excita coger así, soy una zorra muy caliente.
…Y sí, mucho.
regresamos a su casa y nos tomamos otros tragos para olvidar el frío, cogimos une vez mas pero esta vez adentro, pero le encontre el sabor al sexo en la intemperia con ese fríosingular. mas con ella, mi zorra caliente.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales