Denunciar relato
Cuando estoy triste, mi alma
no tiene color, y mis alas
utilizan su fuerza
Para aferrarse a la tierra.
Acaricio el recuerdo de la sonrisa
como al retrato de un amante
que nunca volverá.
Cojo un ascensor para ir al sótano
y al averiarse
cierro los ojos, y nada más.
Huyo de todo
y huyo de todos
en un fútil intento de huir de mí.
¡Qué irrisoria es la promesa
de que todo tiene un fin!
De pequeño, nadie me dijo
que fuese tan duro esperar.
Cuando estoy triste, te miro,
cerrando los ojos, y nada más.
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