Sonidos de la noche

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Es domingo en la noche, hace pocos minutos que dieron las doce. Salgo al patio de mi casa un momento, no quiero dejar ningún pendiente antes de ir a dormir. La calma invade el ambiente, solo el paso esporádico de algún vehículo interrumpe el silencio, el sonido de algún insecto nocturno se aprecia en medio de esta calma, mi oído se afina y logro apreciar sonidos lejanos, mi mente vuela imaginando lo que sucede en aquellos sitios de donde provienen estos.

Un sonido llama mi atención, proviene de la casa de mis vecinos, más específicamente de la habitación de Miriam, una joven de aproximadamente 20 años que duerme ahí. Unos ligeros gemidos apenas perceptibles llegan a mis oídos, me envuelven la mente. La tenue luz de una lámpara brilla tras su ventana. Tiene poco viviendo ahí, solo sé su nombre, penas la he visto un par de veces. Su hermano y su padre se encuentran también en la casa así que deduzco que se encuentra sola en su habitación, seguramente dándose placer por medio de sus manos, o tal vez con algún 'juguetito'.

Una duda invade mi cabeza: si es así, ¿qué clase de cosas pasarán por su mente? ¿piensa en algún galán de telenovela, o en un amigo? podría ser en esa chica que la viene a buscar (juraría que hay algo más que amistad entre ellas), podría ser incluso yo en quién fantasea ¿por qué no?, podría ser cualquier cosa. Todo esto me ha excitado, y por primera vez me imagino teniendo sexo con ella.

Ahora me convierto en algo más que un simple espectador, ahora le acompaño secretamente, mi mano derecha está ahora bajo mi pijama, empiezo a darme placer suavemente, roces y movimiento lentos que siguen una perfecta sincronía con el sonido del sexy jugueteo de esta chica. Mis manos se convierten en una extensión de su cuerpo, es como si fuera ella quién me toca, casi puedo sentir su respiración agitada sobre mi piel, mientras ella sube el ritmo, los débiles sonidos que salían de su boca ahora se escuchan más y más fuertes e intensos, yo le sigo el paso y mi excitación aumenta. Llega el momento cúspide para ella y lo hace saber claramente, después de eso el silencio vuelve, la calma solo viene de esa ventana, yo aún no he terminado, me bajo un poco la pijama para mayor libertad, el movimiento provoca su caída al piso. Mis ojos se cierran, la veo a ella en mi mente y nada más, todo a mi alrededor deja de existir. Mi cuerpo se estremece y termina aquel acto, lo he gozado tanto como ella, no lo había sentido así en mucho tiempo.

Mis ojos se vuelven a abrir para volver a la realidad, lo primero que veo es la ventana, allí está mi vecina recargada mirándome con atención, sonríe con picardía y cierra su ventana desapareciendo tras la cortina. En unos segundos todo ha vuelto a la normalidad, pero mi mente no deja de pensar en que por unos minutos, nos excitamos juntos.


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