Contigo pero sin tí - Parte I
Por sgmonline
Enviado el 23/11/2016, clasificado en Amor / Románticos
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Contigo pero sin tí
Suena el despertador, como cada mañana me levanto y me hago rápidamente un café. Mientras me lo tomo ojeo el móvil, pero como cada día no hay nada interesante que ver, o al menos, lo que a mí me interesaría ver.
Continúo con mi rutina de siempre, una ducha, sacar al perro e irme corriendo al trabajo. Al menos en la mañana conseguiré estar distraída entre facturas y otras cosas, sin tener que pensar en Él constantemente.
Ya en casa mi cabeza vuelve a estar donde no tiene que estar, recordando momentos con Él, soñando con lo que podría haber sido y no fue, o con lo que podría ser.
Miro el móvil cada rato y le abro conversación, finalmente le encuentro en línea, posiblemente hablando con una de sus amigas, aquellas con las que sí habla y mantiene una relación normal.
Me enfado y pienso para mí misma que no lo volveré a hacer, tengo que seguir con mi vida y olvidarme de todas estas tonterías. No me puedo quejar, tengo una vida estupenda, un novio que me quiere y está conmigo cada día, un trabajo que me encanta, compañeros excepcionales, y una gran familia que me apoya en todo lo que hago.
Suena Coldplay en la radio, estoy en casa haciendo la colada, cantando y pensando en lo que haré esta noche de sábado con Marcos, hoy posiblemente iremos a cenar y tomar unos vinos, llevamos toda la semana casi sin vernos por los turnos del trabajo. Beep! Beep! Suena el móvil, seguro que son mis amigas que quieren hacer algo ya que es fin de semana, pero no, es... es... Él... me ha puesto “Qué tal?”
Se me acelera el corazón, necesito sentarme. Qué tal? Pues mira llevo mucho tiempo sin saber de tí y me he cansado de echarte de menos, estaba muy bien hasta hace un rato y ahora vienes a fastidiarme de nuevo.
“Bien, y tu?” Aprieto el botón Enviar, no soy capaz de ignorar sus mensajes aunque me lo haya prometido un millón de veces antes. Espero con emoción su respuesta, sé de sobra lo que quiere pero como siempre leer sus mensajes me da un subidón de adrenalina que me encanta.
“Cuándo vienes a verme? O ya no quieres?”, no sé si enfadarme o alegrarme, ahora ya ni mantiene una conversación previa, directamente me pide que vaya a su casa. Intento hacerme un poco la dura pero enseguida tenemos acordada nuestra próxima quedada, será mañana por la mañana.
Los nervios me invaden todo el cuerpo, ya no puedo concentrarme en nada, solo puedo pensar en mi cita de mañana, en el encuentro después de tantos meses sin verle, así que termino rápidamente lo que estaba haciendo. Voy corriendo al armario, mañana tengo que estar perfecta, así que me pruebo varias cosas, pero iré sencilla, tampoco se merece que me arregle demasiado.
Suena el despertador, esta mañana es diferente, la emoción me invade, ¡he quedado con Él! Después de tanto tiempo no me lo puedo creer. Mientras me ducho pienso en como será el encuentro, pienso en qué puedo decirle, en aprovechar el tiempo ya que sé que será poco, como siempre enseguida tendrá mucha prisa y yo tendré que irme al trabajo.
Me tiembla la mano pero aprieto el botón, 3ºD, nunca se me olvida el piso aunque haya estado pocas veces. Ya arriba me abre la puerta, no me puedo creer que le tenga delante, me mira con su media sonrisa y me invita a entrar. No me da tiempo ni a quitarme el abrigo y ya me tiene entre sus brazos, el mundo de repente se ha parado, no sé quien soy ni donde estoy ni me importa nada la verdad, estoy con Él, y me dejo llevar...
Estoy de camino al trabajo, creo que llego a tiempo. No puedo evitar sonreír, creo que ha sido un buen encuentro, le he visto interesado y creo que le ha gustado este rato conmigo casi tanto como a mí. Pero ya no hay sensación de adrenalina, ya no hay emoción, ni nervios, todo se ha esfumado porque ya ha terminado, y hasta dentro de unos meses no volveré a saber nada de Él, siempre es así.
Estoy en mi mesa como siempre pero ya no sonrío, ahora vuelvo a sentirme mal, vacía, utilizada, triste, y como siempre me prometo que será la última vez.
“-¿Te encuentras mal? Tienes mala cara”.- Me pregunta Berta, “-He dormido mal.” Respondo y le sonrío con timidez. En realidad me gustaría poder contarle lo que me pasa, pues mira Berta, acabo de engañar a mi novio, otra vez, he estado con Él en su casa, después de no verle en muchos meses. Como siempre aparece en mi vida para volver a desmoronar todo, para hacerme sentir viva y feliz durante un rato, para después apagarme y tirarme como a una colilla. Pero continúo con el trabajo, hay muchas facturas que mirar y no hay tiempo para distraerme con tonterías.
Ya en casa me meto en la bañera, un baño caliente siempre sienta bien para relajarse y limpiar las heridas, aunque sean internas. Aprovecho para llorar y sacar todo lo que he sentido en las últimas horas, ha sido un cúmulo de emociones y necesito volver a estabilizarme.
Marcos acaba de llegar, me recibe con una gran sonrisa y me da un beso, yo le sonrío y le abrazo, le quiero mucho y no entiendo por qué hago estas cosas, así que me prometo recompensarle y quererle mucho más a partir de ahora. Marcos se lo merece todo y Él nada.
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