Historias de psiquiátrico 3

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Las cosas no podían ir a peor. Una muerte en el centro, paseantes nocturnos y lo que era más terrorífico aun, ¿ese ser había llegado a pasearse por el resto de la instalación?, ¿había subido tan siquiera a las plantas?, podría haberse agazapado por las esquinas, acechando detrás de nuestros pasos, observando nuestras rutinas, ¿Cuánto tiempo ese ser llevaba merodeando por allí?

Demasiadas preguntas atormentaban mi mente y ninguna respuesta, cuantos pacientes habían muerto allí en los últimos años, el número de ingresos, altas y defunciones  era abrumador, la cabeza me daba vueltas intentando recordar quien había estado en cada habitación, cuantos murieron allí, cuantos fueron trasladados a otros centros…

Necesitaba unas vacaciones o este estrés acabaría por destruir mi cuerpo y mi mente, rodeado de enfermos mentales, lo raro es que nosotros mismo no terminásemos en una de las celdas de aislamiento como un loco más. El único consuelo es que desde la última noche habían contratado a personal de seguridad, en cada control de enfermería de cada una de las plantas contábamos ahora con un monitor con las cámaras de cada uno de los pasillos y al menos tener algo más de control mientras permaneciéramos en nuestro puesto.

El reloj marcaba las tres de la madrugada, hora de realizar la ronda de comprobación, tras avisar al personal de seguridad para que estuviera pendiente de las cámaras y de nuestros pasos por los pasillos, salí del control y pase por delante de las puertas de seguridad que nos habían instalado ahora, habitación tras habitación comprobé que todos dormían plácidamente, bajo los efectos de la medicación, revisando sujeciones y barandillas de las camas, todo correcto, llegue al final del pasillo y volví sobre mis pasos, hasta llegar al control de nuevo, el teléfono sonó

Dime Hay alguien en el pasillo en tu planta, en medio del pasillo No te preocupes, ahora mismo voy para allá

Mientras caminaba hacia él, había algo que no me gustaba, no lo reconocía, una extraña figura muy delgada, con una camisón largo, bastante viejo y sucio, saque mi teléfono

Súbete, pero ya, algo va mal.

Seguí avanzando hasta el con paso firme. A escasos pasos de él, la alarma comenzó a sonar, un estruendo invadió la galería las puertas de seguridad 0golpeándo unas contra otras para cerrarse herméticamente, me quede allí de pie paralizado, al oír el ruido, cayó al suelo chillando y tapándose los oídos, me acerque hasta su cuerpo en el suelo, intentando calmarle, se retorcía en el suelo hasta que la alarma dejo de sonar, las puertas seguían cerradas, cuando el ruido se aplaco, la rigidez de su cuerpo fue desapareciendo y pude observar una barba blanca y espesa le cubría el rostro y el cabello largo le tapaba los ojos, nuestro visitante no era una mujer sino un hombre , al ver mi vestimenta blanca se abalanzo sobre mí y me derribo y salió corriendo pasillo adelante, en ese instante las puertas de seguridad se abrían y entraba por ellas el de seguridad que también fue derribado por el barbudo, nos levantamos ambos y corrimos detrás de él.

Sus pasos no eran errantes, conocía el complejo y a pesar de su aspecto ajado, se le veía ágil, llego hasta una punta del pasillo tiro de la puerta de las escaleras y desapareció, en nuestra carrera precipitada llegamos hasta donde se encontraba enfermería y la sala de curas, hay le perdimos la pista, se había esfumado, no podía ser, de donde había salido y porque conocía el centro.

Nos separamos entrando cada uno en una estancia distinta, hasta que al abrir la última puerta

Aquí no hay nadie, se nos a escapado

Entonces note una presión en el cuello, no se había ido, estaba agazapado detrás de la puerta y con un bisturí en su mano, mientras que con el otro brazo rodeaba mi cuerpo como si fuera una tenaza, me empujaba hacia fuera, no podía más que avanzar por el pasillo cual marioneta de nuestro amigo, al encontrarnos con mis refuerzos, me empujaron bruscamente contra el suelo, tiro el bisturí y salió corriendo, sin dudar el de seguridad, sacó su arma y apretó el gatillo, en varias ocasiones hasta que contra la pared del final del pasillo callo sobre ella y poco a poco se escurrió hasta yacer sobre el suelo, la sangre salía de los agujeros de bala que presentaba en la espalda y encharcaba toda la escena.

Tras unas llamadas de teléfono, se persono la policía, la dirección del centro, todo se rodeó de personas extrañas, todo eran preguntas y las respuestas muy escuetas, pues apenas sabíamos quién era aquel barbudo solo que nos llevaba teniendo en jaque varios días, hasta que no pudieron mover el cuerpo y pudimos ver bien que en el camisón de aquel hombre rezaba un número, esos números habían desaparecido, al igual que esa vestimenta para que cada residente tuviera su propia ropa, con el número podríamos saber a quién perteneció, pues los antiguos archivos seguían guardados bajo llave.

La policía nos acompañó, 201218V era el número, al abrir el archivo, el rostro del director cambio, y se le cayó la carpeta, recogiendo la carpeta pude leer:

Benito H. V, de 45 años, ingreso en el centro tras la muerte de su mujer Petra. D. A con un episodio de depresión traumática, que desencadeno en una esquizofrenia paranoide…

El informe esta inacabado

Benito trabajo aquí entre nosotros – dijo el director- tras la muerte de su mujer entro en depresión y comenzó a creer que ella estaba en todas partes, su familia decidió internarle aquí .

Su depresión fue desencadenando en más y más, cualquier residente que se parecía Petra era agasajada con todo tipo de cuidados y mimos o atacada porque le había dejado solo, al final hubo que encerrarle en una habitación aislado, salía solo al patio, a fumar, no podía estar rodeado de ninguna mujer, una noche hace años agredió al celador y consiguió escapar, se le busco durante días , como estamos en medio de ninguna parte se le dio por muerto y a la semana aprecio un cuerpo, la policía dijo que era él, el tema quedó zanjado y parece que no muri

¿Me estas diciendo que este hombre, a estado tanto tiempo en medio del bosque sin comida, ni nada? Sabes que la seguridad aquí siempre a estado más que cuestionada porque no había motivos, quien entraría aquí y quien consiguiera escapar debería atravesar kilómetros hasta la civilización, una persona a pie tardaría días y probablemente no lo consiguiera. la seguridad es algo que brilla por su ausencia, este hombre a sobrevivido matando algún bicho por el campo o colándose aquí como ya a hecho, ¿pero y la muerte de Paula? Paula era una copia de esa mujer, a lo mejor él estaba aquel día aquí, la vio y en un brote la mato, huyo y vosotros encontrasteis el cuerpo.

La policía nos sacó de la conversación, para poder llevarselo y practicar la autopsia para asegurarse que era nuestro Benito.

De personal de un centro psiquiátrico a paciente, más tarde tránsfuga, pasando por ermitaño de alguna cueva, hasta finalizar su triste historia acribillado a tiros en un pasillo de su segundo hogar


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