Odio a mi esposa, tengo mucho tiempo odiándola.
Todo el tiempo le digo que la amo, que la deseo, la verdad, la realidad es que nada es cierto y me hacen falta huevos para decírselo. Su familia, mi familia, el trabajo son una pequeña razón comparada con la vergüenza y falla que tendría hacia nuestros hijos.
No soporto cómo habla, cómo manda, como si fuera jefa, señora o ama de las cosas, la odio con todo mi corazón. Este odio crece más cuando me doy cuenta que también me odio a mi mismo, de hecho más que a ella por no dejarla, por seguir soportando sus pendejadas.
Yo no era así, esto no era así, todo tiene un inició y este fue el día que me dió miedo la vida y a ella no.
Hubo un accidente y después de varios problemas a causa de éste nos separamos, huí, la dejé porque sabía que hablaba con otro, había algo oculto en sus besos, en sus caricias, en sus pocos te amo. Dejó de amarme y me dejé de amar a mi mismo (justo como ahora). Ahí fue la primera vez que la ví sin miedo, la dejé y no tuvo miedo la méndiga, al contrario, le dió felicidad, claro puta libre.
Mientras tanto yo, con ese miedo, quise llamar la atención y no pude, quise hacerme la víctima, tampoco funcionó, quise volver y no pude, así que decidí tomar las riendas de mi vida, no había escapatoria, estaba solo en esto. De forma maravillosa, me encontré, me amé como nunca, me conocí, experimenté, me fortalecí, formé un yo, un yo sin miedos, sin tapujos, pero eso si, solo.
La soledad no era problema entre semana, pero el fin de semana se volvió insoportable, mi hijo y yo solos, sus ojos, jugamos, aprendimos pero nunca fue lo mismo, mientras tanto la que en ese momento se volvía mi ex-esposa puteando.....
Volvimos, no se porqué, quizá por la niña, por tener sexo "más seguro", pero fuerte, inquebrantable o por lo menos eso creí. Después de un tiempo descubrí que era un pendejo, un idiota, un pusilanime, regresé con alguien que no me quiso y volví a caer, me debilité nuevamente.
Un día, un hijo más a la familia y acepté, ese sentimiento lo tenía guardado, pero acepté, dos cargas a mi vida y comencé a ver cómo mi fortaleza comenzaba a irse poco a poco.
El tiempo dió de si y mi fortaleza se volvió en un estándar y comencé a vivir plenamente de nuevo, feliz, dos hijos, familia... pero la vida nunca es tan sencilla ¿o si?. Me sentí crecido, creamos una empresa y obtuve varios contratos, difíciles, pero no para mi, ja, que estúpido fuí, me ganaron, perdí una batalla, me enfrenté, pelee y quedé chico.
Mientras duró la batalla, comencé a vivir en automático, dormir, comer, trabajar, coger, jugar, nada tenía sabor, nada tenía chiste, no tenía anhelos reales, ni sueños, nada, solo me encargaba de pelear, matar, hacer sufrir a lo que yo llamaba enemigo, lo demás no valía la pena, me volví un zoombie.
En esta etapa hay mucha confusión, peleas que no recuerdo por qué para qué, quién ganó y quién perdió, decisiones, nada, es como si mi alma, mi ser y mis ángeles se hayan mudado a otro lado y dejarán un cuerpo gordo, enfermo a que todos patearan.
Golpeado, asustado, vulnerable, sin dinero todo cambio, ya no era yo, no sabía quién era, quería ser y no lograba ser. Ya no sabía cómo volver a ser yo.
Dios con el tiempo el universo todo acomoda y no fue la excepción, estoy cerrando ciclos, mis grandes contratos se volvieron corderitos, a unos les gané, otros me ganaron y algunos más son y seguirán siendo unos idiotas.
Ahora ella sigue aquí, a mi lado, duerme sin miedo, no por lo que le doy, ella así es, sin miedo, busco cómo no temer tampoco a nada.
La esperanza viene, hoy amaneció, hoy escribo esto, fue un período difícil y viene la mejor parte, buscarme, buscar mi alma esté donde esté y pedirle que vuelva, a mis ángeles invitarlos una taza de café, amar de nuevo a mi cuerpo y reencontrar a Dios, no quiero complacer a nadie, solo a mi, QUIERO VOLVER A SER YO.
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