Florece el corazón
junto al río de la vida,
que aquí se llama Murcia.
Paseo por ventanas
sin marcos ni rejas,
entre aves que cantan,
entre deseos cumplidos,
con maravillas que alcanzan
los ideales más ciertos.
Creo en ti,
en esas verdades
que nos sugieren el paisaje,
el agricultor, el ventero,
los caminantes de unos lugares
que saben a miel, a limón,
a frutas variadas, a anhelos y afanes
de gloria portentosa.
Me ofrezco
a las razones de las caricias
que se salpican de objetivos
que fluctúan
con registros y raíces
hacia un mar
de sensaciones coloreadas
de verdes y azules.
Estamos en tierra amiga,
que lo es de los suyos
y también de los visitantes, de todos,
en la convicción de que la mezcla
fortalece y asciende.
Aprendemos de ella
cada día, en cada descanso,
entre opciones de presencias destacadas
que nos llevan al altar
de la dicha, de la alegría,
que, como regalo impagable,
es un don,
y por él le damos las gracias.
También en este nuevo instante.
Juan Tomás Frutos.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales