Contigo pero sin tí - Parte III

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Llegó septiembre y con él mis ansiadas vacaciones. Ya estamos en el coche rumbo al sur, a las maravillosas playas aprovechando que todavía hace buen tiempo. Nos espera un largo viaje, pero no importa, me gusta viajar, me gusta ir en coche y dejar volar mis pensamientos mientras observo el paisaje.

Hace ya varios meses que no le veo, desde que estuvo en la oficina, no hemos vuelto a vernos. Le había borrado de mi agenda pero desgraciadamente me sabía su número de memoria y lo volví a añadir, por si acaso. Además vive cerca de mi trabajo, me resulta difícil ir a la oficina y no acordarme de Él.

Con Marcos estoy bien, estas vacaciones nos van a venir muy bien para estar juntos todo el tiempo, para dedicarnos el uno al otro, relajarnos y vivir unos días desconectados de la rutina.

Miro a la carretera, me gusta ver cómo rápidamente vamos avanzando kilómetros, alejándonos de nuestra casa, alejándome de Él. Me siento bien, me voy lejos de tí, voy a desconectar del todo, voy a conseguir olvidarme de tí para siempre, voy a descansar, a ver cosas nuevas, gente nueva, y tú te quedas ahí.

Después de muchas horas, hemos llegado. Es un lugar precioso, con una temperatura inmejorable. Me siento feliz, me siento libre por dentro, a punto de empezar una aventura, de enterrar el pasado y volver renovada. Además lo quiero dejar claro, abro mi Facebook y hago una publicación que sé que Él leerá. Una foto de mis maravillosas vistas indicando donde estoy, muy lejos de tí. No quiero que sepa que estoy de vacaciones, quiero que sepa que me he ido lejos, que piense que quizás me haya ido a vivir a otro sitio, que no se piense que estoy allí esperando simpre disponible para cuando Él quiera, que sienta que me ha perdido del todo. Y ya está, desconecto de redes sociales y me centro en Marcos y en ese lugar.

Pasan los días y me voy dando cuenta de que me resulta imposible, ¿a quién quiero engañar?. Desde que he subido al coche no he parado de pensar en Él. He querido llamar su atención con mis publicaciones, y empiezo a sentir ganas de volver a casa, de volver a estar cerca suyo aunque lejos, de estar contigo pero sin tí.

Tampoco he sabido mantenerme desconectada, encima fui yo la que tomó la iniciativa de hablarle, no puedo ser más débil, pero le echaba tanto de menos...

"Me tienes abandonada" le envié, "tú a mi también" me respondió. Tiro el móvil a un lado y hundo mi cara sobre mis manos. Lo estoy volviendo a hacer, estoy tomando el camino equivocado, pero leer su mensaje me ha devuelto esa sensación tan fuerte, un sentimiento que nace desde mi estómago y me sube por el pecho, una sensación agradable pero amarga al mismo tiempo. Vuelvo a abrir su conversación y le escribo "sabes que no", pero ya no recibo respuesta, así que arrepentida por haber caído de nuevo en el mismo juego me voy a dar un baño en la piscina, paso de tí, ahora sí.

Son las 7 de la mañana y me despierta el móvil. "No estoy de acuerdo", me responde a la conversación de ayer. No puedo evitar sonreir, aunque no entiendo su juego Él sigue ahí, de alguna manera sigue. Giro mi cara y miro a Marcos, está profundamente dormido. Yo me quedo despierta mirando al techo, dándole vueltas a todo, intentando entender mi actitud, su actitud, intentando mantenerme fuerte y no contestar, al menos no de momento, no va a ser siempre cuando Él quiere, como siempre.

Finalmente la conversación no llega a ningún sitio, siempre hace lo mismo, intenta darle la vuelta a la situación, intenta que parezca que soy yo la que no tiene interés, que si no pasa nada entre nosotros es culpa mía, ya me harta que me tome por tonta. Pero en realidad sí que soy tonta, porque a pesar de estar viéndolo venir sigo su juego, porque me gusta lo que siento, porque me mantiene viva, me hace sentir bien saber que de alguna manera sigue ahí.

No puedo más y le digo directamente que quiero verle, tras una conversación un poco más intensa he conseguido excitarle y me ha prometido quedar a mi vuelta. Ya está, definitivamente he vuelto a caer, no puedo salir de este juego ni nunca podré. No hay manera. Creo que este será mi estilo de vida para siempre, o al menos hasta que Él ponga punto final, porque yo no puedo.

Vuelvo a casa con la motivación de que le volveré a ver. Menudas vacaciones, no han salido para nada como esperaba. Mi intención era volver renovada, olvidarme de Él para siempre y llegar a casa con Marcos más unidos que nunca. Pero no es así, vuelvo a mirar la carretera viendo como avanzan los kilómetros, pero esta vez pienso en que me voy acercando a casa, a Él, quiero llegar ya.

No me considero mala persona, intento hacer las cosas correctas, pero soy humana y siento, y me dejo llevar. Puede parecer que viva una mentira, o una historia vacía o irreal, una historia que no llegará a nada bueno, es más, seguramente me traiga algún que otro disgusto más. Pero por otra parte, estoy viviendo una historia de amor clandestina, que sólo yo sé que existe, estoy viviendo una lucha constante entre lo emocional y lo racional, entre lo que me dice el corazón y lo que me dice la cabeza, sea lo que sea es algo difícil de entender, o no, porque seguramente el mundo estará lleno de más de estas historias clandestinas como la mía.

 


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