Te veo en este mar
que está en tierra adentro.
Me identifico con las estrellas
que me alumbran por ti,
espero que ahora
y por siempre.
Te declaro mi respiración,
que corresponde
a intereses sencillos,
que me envuelven
en vientos y fragancias
de un momento y de un espacio
que requieren con ímpetu,
y yo me dejo llevar, claro.
Es mi tierra, es mi yo,
es lo que me hace feliz,
lo que pacifica, lo que indica
que todo tiene sentido
cuando no aguardamos tanto
y sí somos en ese segundo
que es vida,
la vida misma, todo,
que únicamente se percibe e inhala
en este aquí, en esta hora.
Reitero.
Te contemplo en el mar,
en mi mar, en el de la plenitud,
al que desembocamos
desde un preámbulo bondadoso.
Ya se sabe que el mar
nos pare y renueva
una y otra vez, aquí, ahora.
Juan Tomás Frutos.
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