Visita matutina

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VISITA INESPERADA.

 

Apago el carro pues, ya he llegado a su casa, introduzco mi llave en el cerrojo y la puerta se abre sin hacer ruido, camino despacio, no quiero despertarla, en este momento son las 8:35 AM, hoy decidí entrar más tarde a trabajar, para pasar a su casa y despertarla con un beso, beso que tanto ansío de sus labios.

Extraño el calor de sus caricias, sus besos me vuelven loco, y no pude esperar para tenerla cerca, la deje el viernes y apenas es lunes, aun así la necesito a mi lado, camino por la sala y no hay más que una copa vacía de vino en la mesa, la copa que compartimos anoche mientras hablábamos por teléfono. Su voz me excita, cuando hablamos ella se toca imaginándome a su lado, le gusta escuchar que le diga que es mía, que soy su hombre, que solo somos los dos en ese momento. La voy guiando hasta que ella no puede más y termina en un orgasmo increíble. Un orgasmo que disfruto escuchar detrás de la bocina del teléfono.

Anoche la llame a escondidas, mientras mi esposa dormía, mientras su frialdad me hacía necesitar el calor que mi cómplice irradia sin medida, desear que su piel me quemara y así sentirme vivo, sentir que soy deseado y también compartir mi tiempo con aquella mujer que me llena de cariño, que espera siempre fiel y se entrega a mi como si fuera el ultimo día de su vida.

Camino por la escalera y su aroma me va llegando como un soplo de briza, sentir su esencia me causa una erección como por instinto, mi deseo esta aumentado, mi sangre se comienza a calentar, termino de subir y su puerta está entre abierta, me asomo por ella y la luz de su ventana me descubre un cuerpo desnudo medio tapado con una sábana delgada y clara. Un cuerpo de una mujer con más edad que yo, pero con la ternura de una adolecente. Una mujer de piel blanca y estatura media, con el pelo rizado y abundante, unos ojos hermosos y unos labios carnosos, una piel suave que enaltece ese par de pechos grandes, pechos deliciosos con areolas claras y pezones gigantes, la sabana solo cubre la cintura y ese culo enorme y delicado, un culo con forma perfecta y con la suavidad de un delfín. Pero deja al descubierto esas piernas torneadas y prominentes, piernas que de solo verlas, mi erección llega a su total irrigación.

 

Camino hacia la cama, recordando las veces y formas en que ese cuerpo fue mío, las veces furtivas y clandestinas en los que ese cuerpo lo doble a mi antojo, haciendo con él lo que quisiera, toco su pie y mi erección ya me causa dolor, recorro sus piernas también con mi boca, mis manos suben lo poco que cubre la sabana, sus piernas están hermosas como siempre, las acaricio y pronto un espasmo se siente en ella relajando más sus músculos, mis besos saborean sus muslos, mis manos recorren su abdomen, subo y encuentro sus pechos, unos pechos que no me caben en la mano, aprovechando que ella solo esta con un calzón de encaje color beige, subo mi boca y chupo sus pezones gigantes, mi lengua los disfruta en círculos y por momentos los muerdo muy suave.

Tengo mucha adrenalina, cada que su respiración se agita intento no moverme para no despertarla, tal vez en su mente sueña con algo rico pues al bajar a su zona íntima y tocar su sexo por encima de su prenda, ya está muy húmedo, hago a un lado el puente de sus bragas, con mis dedos índice y medio compruebo que está lubricando mucho, llevo mis dedos a mi boca y saboreo sus fluidos, solo sentir su aroma me pone aún más caliente, y delicadamente recorro su prenda húmeda entre sus piernas, casi al terminar de sacarlas, ella hace un movimiento y queda recostada de lado, camino hasta el otro lado de la cama, flexiono sus piernas y hago su culo más a mí, acaricio sus nalgas y las abro dejándome ver su orificio anal, me excito y me pongo de rodillas, su culo me queda justo donde me encanta, abro sus nalgas y mi lengua está deleitándose de su calor, lamo su vulva y por momentos mi lengua juega sobre su ano, mi lengua intenta meterse en su vagina pero por reflejo ella aprieta sus nalgas al sentirme adentro. Sigo lamiendo su sexo y los fluidos no dejan de emanar, su culo está totalmente relajado y mis dedos entran en el sin resistencia alguna, su humedad está alcanzando un punto muy alto y eso me encanta, pero nuevamente ella hace un movimiento, ahora esta boca arriba y solo abro con cuidados sus piernas.

Me coloco entre sus piernas y mi lengua recorre desde su ano hasta su clítoris, este último que siento duro y erecto, lo succiono y sus muslos me aprietan la cara, la chupo y continuo bebiendo su sabor, mis manos abren sus nalgas y yo chupo con más esmero su sexo inundado.

-eres mi puta, y me encantas… le digo mientras sus fluidos me mojan y resbalan hasta mojar la cama.

-aaaaahhhhhhhhhhh!!!

Un chorro de fluidos me ahoga y yo encantado los recibo con mi lengua, sus piernas se tensan y gemidos descarados se hacen presentes en la habitación. Alzo la mirada y sus ojos me ven con satisfacción, sonrió y ella me sonríe con mucho descaro a su placer.

-Si papito, soy tu puta, y escucharlo me hizo venir tan rico.

Llevo mi boca a la suya y ella me besa con pasión, me gira y termina montándome, sus fluidos mojan mi pantalón, pero ella esta con la meta puesta en desabrochar mi camisa, me quita la corbata y uno a uno, los botones de mi camisa ceden ante sus manos, me descubre el pecho y me besa, me acaricia los costados. Me quita las mancornas, y mi camisa está en el suelo, me acaricia, me besa en las tetillas, con majestuosa practica me quita el cinturón, mi pantalón está resbalando en mis piernas, lo desliza y me quita también los calcetines, me tiene totalmente desnudo con la verga parada y caliente, la toma entre sus manos y me ve a la cara.

-¿Quieres que te la chupe papito? ¿Quieres a tu puta mamadora? No sabes cuánto me encantas, cuanto me encanta tu verga mi amor.

-Hazme lo que quieras chiquita… me encantas, me excitas, chúpamela, muérdeme la verga, hazme lo que quieras putita.

Se hace una cola en el pelo y comienza a darme una rica chupada con las manos toma mis testículos, es una maestra de esto, pero también es una persona muy especial, la respeto y la adoro pero en la cama es mi perra, mi puta que no conoce de reservas, y prueba de ello es que me tiene tan excitado que no puedo más.

-Me voy a venir mi amor. –Le digo apretando las sabanas.

-Vente amor, tu putita quiere su leche, vamos, vente en mi boca papito.

Escucharla decir eso junto con su saliva caliente me hace terminar delicioso en su boca…

 

Continuara…


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