Fue una primera toma de contacto y el encuentro no genero más de cinco días de recto dialogo. En la primera foto captada por Carmona el único fotógrafo de la zona, aparecía Isaías rodeado de operarios municipales, en un clima de disconformidad.
El partido del ex presidente Isaías, reiteraron que no ha conseguido sumar toda la plantación de opio como habría sido deseable ante el que es el asunto más urgente de la localidad. Pero dado que fue Isaías quien decidió seguir la vía del referéndum para buscar el mayor apoyo posible. Tras el rotundo NO de la consulta al opio que se celebró hace dos meses en el teatro local. De qué manera explica ahora a los trabajadores del ayuntamiento que no van a percibir el opio prometido.
“siempre hemos defendido con uñas afiladas que no se puede perder el mazapán del opio” declaraba un muchacho del 48% del “SI” al opio, encogido de hombros con la boca seca visiblemente alterado. “si, aquí se legaliza el opio ese, de los cojones. Humanos y animales coexistiremos en un ambiente violento tifón de riesgo permanente. El pueblo es bipolar, está roto” comentaba con insultos y con gestos de querer matar a alguien una señora de mediana edad partidaria del 52% del “NO” al opio.
Carmona el fotógrafo, que estaba en todas partes y se movía más que las culebras, difundió una foto en donde se veía nítidamente, partidarios del “SI” y defensores del “NO” con una pancarta en la cual se convocaban para una batalla campal en el terraplén más grande de la zona.
La guerra comenzó y están siendo derribados unos a otros y caen como moscas, luchando por un efecto mental, casi siempre malo, de una droga altamente poderosa. Sumido en un caos impresionante, una maraña de cuerpos de seguridad y agentes del servicio secreto del ejército español del aire, inmovilizaron a Isaías y los suyos. Un agente enmascarado tenia a Isaías boca bajo, con la cara pegada al suelo. “esta gente recibe medallas” mientras Isaías dice estas palabras a los suyos, impacta un mega-puente sobre el terraplén que, tiraron soldados desde el aire con diez helicópteros, donde se pelean partidarios y defensores, matando a todo el mundo, los cuales fueron asesinados como unos don nadie.
La calle de adoquines todavía se encuentra mojada por el chaparrón que había caído por la noche y, mientras engullía un helado de vainilla y nata en una híper tarrina –el mundo parece totalmente distinto -. Pienso en el efecto de los ansiolíticos y en el sueño lucido acontecido en mi cerebro. Cuando me doy cuenta que, más allá de la cama hay otra realidad muy honesta.
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