Rencorosa

          No sabía que hacer desde que su novio se había ido con su mejor amiga. Era consciente que, desde niña, había sido muy rencorosa. Y, ahora, le salió todo el rencor que llevaba dentro. Ese rencor lo llevó al extremo y decidió, sonriendo, hacer justicia.

          Citó a su, ya, ex novio para una reunión amistosa. Verse, más que nada, para no acabar como dos extraños enfrentados. Habían sido ocho años juntos y no podían tirar todo por la borda. Ella quería demostrarle que no tenía resentimiento.

          La conversación, en la terraza de un bar, fue muy relajada y, en algunos momentos, hasta divertida. Ella, disimuladamente, se encargó de que las copas de vino no estuvieran nunca vacías. Tras tres botellas, propuso un último encuentro amoroso. Por los viejos tiempos. El vino sacó al hombre que llevaba dentro y vio, con buenos ojos, tener una tarde de sexo “sin compromiso”. Ahora convertiría a su novia en su amante.

          La nueva novia los vio entrar en la casa como su rival le dijo que pasaría. Desde la calle, mandó un mensaje a su promiscuo nuevo novio. Le decía “no te quiero volver a ver nunca más”. Cuando ella vio su cara, supo que era el momento. Le dijo que ella tampoco quería volver a verlo nunca más. Qué bien sabe la venganza. Y ella volvió a sonreír.

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