Es sencillo todo
en un día de lluvia.
Se trata de abrazar
a la Naturaleza,
que te contará que cree en ti
a través de esa vida
que es el agua transparente y lúcida.
Todo es diferente e igual
cuando se sustancia
contándonos lo que somos,
lo que podemos, lo que nos expresamos
con una dualidad que es única,
o puede que múltiple.
Tomemos en serio cada señal,
cada día, cada instante,
como único que es,
y viajemos por un horizonte
de entusiasmo y de bondad
con el ansia de transformar el universo.
Este “lugarcico” en el que nos hallamos
es un óptimo punto de comienzo.
Todo se encuentra desplegado
para evolucionar la vida y su gastronomía,
consideradas en sentido amplio.
La tierra, la sal, el aire
que nos rodea
nos envuelve con su olor,
con el cántico, con la serenidad,
con ese deseo embriagador
por vivir, por vivirnos.
Es la constatación inequívoca
de que estamos en el punto adecuado.
Puede que soñemos
con otros segundos maravillosos,
con otros emplazamientos estelares,
pero, estando como estamos,
siendo quienes somos,
seguro que no serán mejores.
Cuando tengamos dudas,
miremos y saboreemos esta lluvia,
que todo lo hace sencillo,
y más en la Región de Murcia.
Incluso podemos bailar.
Debemos.
Juan Tomás Frutos.
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