Pagando el taxi III (final)

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Se pusieron las dos a comerme la polla. Cada una por un lateral. Cuando una estaba jugando con mi glande, la otra estaba saboreando el tronco. Se turnaban. La morena no pudo más y me empezó a comer la polla como si le fuera la vida en ello. Le cogí del pelo y empecé a marcarle el ritmo. Ella me miraba con cara de perra necesitada, necesitada de mi polla. ¡Qué rico! Y de repente, la rubia empieza a comerme los huevos. ¡Ayyy su piercing! ¡Qué placer! ¡Qué bien lo hacían! Estuvimos así como 5 minutos, hasta que ya no podía más y justo antes de que me corriera pararon y empezaron a besarse. Y se fueron acercando a la punta de mi polla. Y se besaban y sus lenguas rozaban mi polla, ¡qué placer!

De repente paran y me ponen sus 4 tetazas en la cara para que me las comiera bien y las manoseara bien, mientras ellas seguían comiéndose la boca. Casi quedo sin respiración, pero no podía dejar de comerme sus pezones.

-Te gusta, ¿eh cabrón? -me dijo la morena.

-Me encanta, alcancé a decir casi sin aliento mientras seguía comiéndome sus tetas.

-¿Quieres que estas dos putitas bailen para ti? -dijo la rubia.

Y me tumbaron. La morena se metió mi polla hasta el fondo y empezó a cabalgarme, bailando como me habían prometido.

-¡Ahhh! ¡Sí! ¡Qué rico! ¡Sí cabrón! ¡No te corras ahoraaaahh! ¡Ahhh! ¡Dame toda tu polla! ¡Sí!

 

Yo ya casi no podía más, sus gemidos y su ritmo me volvían loco.

La rubia, para que no estuviera sólo pendiente de la morena y sus movimientos de puta experta, me puso las tetas en la boca, para que se las comiera bien. Le gustaba mucho, porque no paraba de gritar y gemir.

-¡Te gustan mis tetas eeeh! ¡Sigue, sigue! Que me encantaaaah! Sigue, ¡sí! Cómeme bien los pezones!

Después de un rato la rubia me ofreció su coño humedísimo y yo se lo empecé a comer con ansia. La morena me estaba matando con sus gemidos y su baile en mi polla y tenía que hacer algo para no irme, así que decidí comerle el coño a la rubia como jamás se lo han comido.

¡Qué intercambio de gemidos! ¡Eran dos zorras en celo! La rubia también bailaba su coño sobre mi boca, las dos bailaban y gemían y se comían las tetas y se besaban.

La rubia se me corrió en la boca como 3 veces y por los gemidos de la morena, diría que otras tantas se corrió ella. Estaba a su merced, cuando decidieron que me corriera la rubia fue a chuparme los huevos mientras la morena aumentó más la velocidad.

-¡Te vamos a hacer correeeerh! ¡Cabrón de esta te corres! -dijo la morena.

Intenté durar, pero era imposible, notaba la presión en mi polla y lo tuve que soltar. Todo mi semen en el coño de la morena, que gimió aún más al sentirlo todo calentito y a presión dentro de su cuerpo. La morena se quitó y la rubia limpió bien tanto el chocho de la morena como mi polla. Iba de un sitio a otro tragando semen. De vez en cuando la morena le daba un beso para comer algo de semen y se intercambiaban un largo y húmedo beso con lengua.

Después de todo esto estuvimos descansando un buen rato todos juntos. Luego se vistieron y se fueron a casa. No sin antes dejarse comer el coño una última vez cada una. ¡Estaban salidísimas y calentísimas!

Y aquí estoy, en la misma parada, todos los sábados. Por si acaso estas dos diosas quieren volver a llevarme al paraíso del sexo duro.


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