Historias de Fantasma a la Barloventeña.
Por cristylove
Enviado el 25/12/2016, clasificado en Varios / otros
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Historias de Fantasma a la Barloventeña.
Vivo en un pueblito en la región de Barlovento en Venezuela. El pueblo del que vengo data de la época de la conquista, es una comunidad fundada por esclavos africanos que permanecían bajo el dominio de hacendados españoles, popularmente llamado Gran Cacao ya que era y es el cacao es cultivo que más predomina en la región, aparte del plátano, la yuca y otros rubros también importantes. En fin mucho de ellos decidieron escapar en busca de la libertad, sus asentamientos recibían el nombre de cumbe, cimarronera o kilombo,-hasta aquí mis ancestros vivieron grandes horrores reales más allá de las historias de Stephen King sólo por hacer la referencia.- Además es(mejor dicho era) territorio indígenas que fueron masacrados mientras estaban en el proceso de "evangelización".
Como verán esta historia no tiene de escenario a Londres con sus castillos tenebrosos llenos de fantasmas vengativos; ni Asia con sus aparecidos de cara blanco pálido y ojos tenebrosos arrastrándose por las paredes y mucho menos a Norteamérica con un popurrí de leyendas urbanas que en su mayoría son recopilaciones de otras cultura como Halloween, sin embargo se podría decir que aquí suceden eventos fantasmales como en cualquier libro de misterio foráneo de renombre. Barlovento, tierra del tambor de encanto embriagador mencionar este nombre en otras partes de país es sinónimo de brujería, hechicería, encantos(fantasma o espíritus que viven en la naturaleza que toman apariencia humana para poder mezclarse con la población y pasar desapercibidos,dicen los ancianos que hasta se pueden enamorar), espantos ( como la llorona, la Sayona, el carretero o las ánimas entre otros).
Se puede decir que me he criado en un ambiente mágico y tenebroso pero como residente es algo normal, mi abuela que Dios tenga en la gloria, era una bruja muy popular, los habitantes acudían a ella para que les quitará el mal de ojo a los bebés, para realizar ensalmes y otras cosas de índole espiritual. Como nieto primogénito de mi abuela me fue heredado su poder espiritual aunque a diferencia de ella lo oculto para no tener que perder mi tranquilidad pues la gente de seguro no me dejaría en paz si supiera de mi don, con la muerte de mi tata se acabaron las visitas en la casa a medianoche o a cualquier hora del día que para mi era insoportable.
Un miércoles santo, estando con mis amigos en el río cuestión que era prohibida por ser semana santa me topé con un encanto por supuesto tuve que disimular para que no se diera cuenta que podía verlo pero me mantuve atento para evitar cualquier sorpresa. Como cualquier muchacho común y silvestre sólo estaba pendiente de Rosa María, una morena bella que me traía con la cobija por el suelo digo enamorado como un tonto no podía permitir que dicho encanto me arruinará el día.
Estando en el sumergido en el río presumiendo mis dotes de buen nadador, me acerqué hasta donde se encontraba ella y sus amigas, Amelia y Rosaura.
-¡¿Qué tal Rosita?!
-No estoy para tu juegos infantiles José Manuel.
-No estoy jugando, sólo quería saber como estás.
-Estoy bien ¿no me ves? -Me dice y sigue chismeando con sus amigas que para completar no le caigo bien, para ser preciso me tildan de "raro"
En eso que sigo extasiado viendo el escultural cuerpo Rosita en aquel traje de baño rojo con negro que acentúan su figura hermosa. Mis amigos Carlos y Leo me regresan a la realidad.
-¡Pana, aterriza que esa flaca no te hará caso! Ni que le eches una brujería, esa es una pretenciosa. -Afirma Leo halandome del brazo para sacarme del agua. En eso Carlos le dice: -Déjalo que de ilusión también se vive. -me mira y sonríe afirmando que no tenía cura para mi mal de amores.
Me montaron tremendo chalequeo que para que les cuento.
Subimos a lo más alto de la roca para lanzarnos unos clavado cuando de repente me invadió una sensación de esas que anuncia que un espíritu está cerca, sin decir nada a mis amigo seguí escalando y desde lo alto pude divisar un encanto masculino cerca de donde estaban las chicas, no tenía como prevenirla sin quedar expuesto ante todos. Sólo seguir subiendo y sin esperar a los demás me lance al pozo para tratar de llegar ante que fuera demasiado tarde. Al salir a flote nadie hasta llegar cerca y comencé a decir una palabras de hechizos que ahuyentar a cualquier espanto acuático, claro logre que desapareciera pero Amelia me observaba y le dijo a Rosa que le estaba lanzado un conjuro y por supuesto se levantó y se fue quedando como un tonto ante ella.
-¡Desgraciado fantasma, que vaina me has hechado, nadie me mando al venir al río en los días prohibidos. Ni modo, ya veré como me las arregló para seguir cortejando a la flaca.
Eso de ver espíritus y aparecidos me ha traído mucha complicaciones, siempre terminó como tonto cuidando que los demás no sufran.
Desde que descubrí que poseía esta habilidad pude ver que no me sería fácil tratar de lidiar con ella, no porque no fuesen a creerme, aquí es algo común de manera que sabía que no me meterían en un manicomio, al contrario desearía que fueran más lógico y menos espirituales o brujeros.
Para ellos todo tiene una connotación de hechicería a lo que pienso que no debe ser así. Pero que se puede hacer sin son siglos y generaciones de tradición que logró meterse en los huesos de sus pobladores, hasta el más intelectual piensa en ello tan así que lo resumire en la siguiente frase de un intelectual importante de mi país: "Yo no creo en brujas pero de que vuelan, vuelan " es así que tratar de cambiar su idiosincrasia es netamente imposible. Digámoslo así Barlovento es el Salem venezolano en este lado de planeta la diferencia es que aquí las brujas o brujos no tienen ni escobas ni verrugas en la nariz.
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