Una noche fría como cualquier otra, voy camino a casa con una sonrisa pintada en el rostro, las que ella suele provocar.
En el camino pensaba & pensaba las formas en que podría hacerla mas feliz.
Titubeante, repetí en mi mente "vendería mi alma por hacerla la mujer mas feliz".
De pronto una silueta salio de la oscuridad, un hombre un tanto complejo de explicar vestido como si fuese a un funeral.
Me ofreció un inigualable trato, algo fácil de aceptar " tu alma, por tres deseos" dijo mientras me sonreía.
Seguí caminando mientras reía e ignoraba su jugosa propuesta a lo que el hombre repitió "tu alma por tres deseos".
Encendí un cigarrillo, de esos con sabor a viernes, dejando en él el retoque de sus labios.
El hombre esperando respuesta susurro "es tu ultima oportunidad TU ALMA, POR TRES DESOS" a lo que yo en su pequeño infortunio respondí:
"si he hecho tal oferta es para hacer surgir cientas de ideas del como llenar su vida con una parte de la mía, si he ofrecido mi alma entonces soy un tonto, & tú mi amigo lo eres aún más, porque esta alma ya no me pertenece, es de la única persona que puede decidir el destino de ésta, mi alma está en sus manos".
El hombre confundido dio un manoteo & desapareció en las sombras de aquella calle.
"Volveré" me dijo mientras se desvanecia entre las sombras.
Continúe mi camino haciendo la misma oferta "vendería mi alma por hacerla la mujer mas feliz del mundo".
Una oferta vacía pues a ella mi alma ya le pertenecía.
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