Que caliente me tenías...
Por DavidDeSiempre
Enviado el 28/12/2016, clasificado en Adultos / eróticos
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El mes de diciembre ya estaba en su plenitud, donde las cenas de fin de año y las fiestas son la recompensa a todo un año de estrés y trabajo sin descanso. En el hotel donde trabajo, la cena de fin de año se celebraba, todos acudimos muy bien arreglados para compartir un tiempo juntos, más de 400 empleados nos dimos cita y en la mesa claro, estábamos rodeados de las personas con quien más convivimos, Violeta, una chica hermosa de apenas 23 años es la más reciente contratación del hotel asignada a mi área, tiene una piel hermosa y clara con el pelo lacio, negro y hasta el cuello, unos ojos claros y grandes, una boca delicada con unos braquetes que le dan un sutil encanto y más ternura de la que su figura infantil y rostro inocente reflejan de por sí.
Ella y yo hicimos conexión muy rápido, desde el primer día en que ella comenzó a laborar en el hotel, nuestra edad y algunas cosas en común nos hicieron tomar una buena confianza, al charlar siempre nos abrazamos, al saludarnos, un beso rozando los labios nos hace terminar con los ojos brillando y con el cuerpo estremecido, ella sabe que entre nosotros no habría más pero su encanto me despierta esos recuerdos de tener en mis brazos a una niña y hacerla mía sin piedad.
En la fiesta, ella trajo puesto un vestido muy coqueto, por primera vez la miro lucir un escote y veo lo infantil de sus piernas, ya que, el uniforme horrendo no deja visualizar la figura de nadie. Pero hoy no solo me encanta verla, sino que además me despierta mucha perversión, su perfume de CH me hace consumirlo al abrazarla, ella me aprieta, me da ese beso tan acostumbrado.
-Te ves muy guapo Licenciado
-Estas hermosa, más aun con ese vestido.
Nos sentamos, las copas de vino tinto nos dejan con menos nervios, la cena ocurre y la música pronto nos va llevando a salir a bailar, ella y yo bailamos casi todas las canciones, turnado solo de algunas ocasiones donde por cortesía, aceptamos bailar con alguien más, unas copas adicionales y un par de horas han pasado.
Estando en la pista, mis manos la recorren y ella se pega más a mí, siento su respiración caliente en mi cuello y por momentos, su lengua me recorre junto con sus dedos desde la nuca hasta la base de la corbata. Mientras las luces se hacen más tenues, aprovechando el descuido de todos, nos damos un ligero beso en los labios, sentir su saliva me prende en solo un segundo y una erección se hace presente, yo no titubeo, pego su abdomen a mi verga dura y caliente, ella no puede evitar gemir y sus ojos infantiles se ponen llenos de lujuria.
Nos abrimos paso entre la gente, salimos rápido del salón para ir a mi oficina, está completamente sola, incluso en los pasillos no hay nadie, ella y yo avanzamos rápido deteniéndonos en cada rincón para besarnos delicioso y al hacerlo, nos tocamos calientes, por encima de la ropa, sus pequeños senos revelan su excitación, sus pezones ya están duros y ella nota mi erección más irrigada.
Llegamos a mi oficina y una ronda de besos nos hace comenzar a quitarnos la ropa, ella hábilmente afloja mi corbata y abre mi camisa lo suficiente para besarme el pecho, mis manos suben su vestido, toco su culo pequeño pero definido, mis dedos hacen de lado su delgada tanga oscura, y llego a localizar su perfecto y delicado ano, bajo su escote para chupar sin temor sus senos, lamo y succiono sus pezones mientras ella gime rico con esa voz aguda, sus manos están quitándome el cinturón, siento como mi pantalón está cayendo, mi verga esta dura y caliente entre sus pequeñas manos, me masturba rico mientras me besa en la boca como una pequeña putita.
-Que caliente me tenías, desde hace rato ya quería tenerte así.
-¿De verdad?
-Sí, y ahora que estamos aquí, quiero que me cojas rico, fuerte y que me trates como a tu perrita caliente, cógeme, cógeme por favor.
Beso su boca una vez más, la tomo del cabello y la obligo a ponerse de rodillas, ella sin dudarlo fue a mi verga y su saliva me moja completamente al sentir sus chupadas, termine de desabotonar mi camisa, y ella me mamaba rico mirándome a los ojos, se puso de pie y yo la recosté en mi sillón, abrí sus piernitas y con el vestido en la cintura, lleve mi boca a su sexo depilado e infantil, olí su aroma y me llene de calor, solo pude lamer su vulva por unos segundos puesto que no resistí más el poderla penetrar, tome mi verga hinchada entre mis manos y sin piedad se la fui metiendo haciéndola gemir delicioso mientras que de su sexo no paraba de escurrir en jugos, me abrazo con las manos en el cuello y sus piernitas en mi cintura, mientras ella, no dejaba de besarme a pesar de su dificultad para respirar.
La penetré de misionero y pude sentir su exagerado calor cuando mi verga estaba totalmente dentro de su ser, besaba su cuello hermoso y ella me lamia como perra en los hombros, comencé a moverme mientras ella se retorcía sollozando, apretándome con sus piernas. Entraba y salía de su vagina sintiendo su muy estrecha humedad, ella no resistió mucho y no tardo en venirse por primera vez. Me moví más rápido, ella gritaba como loca mientras la partía en dos, deje que terminara de disfrutar su orgasmo y, me quede quieto, con la verga hasta el fondo de su sexo mientras ella recuperaba su aliento.
La bese en la boca, mis manos apretaban sus senos, ella me besaba rico y el sillón estaba mojado por su delicioso orgasmo abundante, la coloque en cuatro, abrí sus nalguitas para ver su culo, la escena me calentó al ver su ano virgen, no resistí el chuparlo mientras ella me apretaba con sus nalgas impidiéndomelo por reflejo, moje mi verga nuevamente y en castigo a ella, se la metí sin aviso dentro de su vagina hasta hacerla gritar, ella se recostó presionando sus senos con el sillón parándome su culito y solo escuchaba como gemía ahogada en los cojines.
Nalgueaba fuerte su trasero mientras le penetraba rápido y rudo, la chocaba fuerte, y ella mordía los cojines y escucharla con esos gemidos infantiles me despertó aún más la perversión, me desconecte de mí, la cogía fuerte y duro hasta que ella me dijo que ya, que no aguantaba más, que se iba a venir rico, y no podía más.
Sentí que me ahorcaba la verga con su delicado sexo, sus fluidos calientes brotaban rico y bajaban en sus piernas, mi orgasmo estaba en puerta y ella me pidió venirme en sus nalgas, mi semen salió disparado mojando sus nalgas, su cadera y parte de sus piernas, termine sudado al igual que ella, con una sonrisa descarada y respirando fuerte.
Nos besamos, nos limpiamos y regresamos a la fiesta para bailar por un par de horas más. Una fiesta memorable sin duda. Y ver a Violeta a diario, hace recordar
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