Términos y Condiciones

3.000.000.000, tres mil millones de descargas de la app, three billion que dirían los ingleses, pero nadie se había dado cuenta. Porque todos mintieron, era una mentira piadosa, de la que cada uno de nosotros hemos sido cómplices en incontables ocasiones, y aunque todos habían dicho que sí, nadie había leído los términos y condiciones, únicamente los habían aceptado marcando la casilla con indiferencia. Pero ahí quedaba el registro, al marcar la casilla reconocían que los habían "leído y aceptado", incluido el anexo h, que expongo aquí de forma íntegra porque es imprescindible para comprender lo que sucedió posteriormente:

Anexo H
El usuario, en adelante "siervo", declara entregar su alma y la de todos sus descendientes, sin limitación alguna, al creador de esta aplicación, en adelante el "Amo Supremo". El siervo formalmente renuncia a cualquier posible alegación futura sobre estos términos. El siervo manifiesta y garantiza que entregará al Amo lo que este requiera, incluyendo, sin tratarse de una lista exhaustiva, un 10% de sus años de vida, plena obediencia, absoluta lealtad y todas sus pertenencias materiales, sin perjuicio de cualesquiera nuevas obligaciones puedan ser añadidas en un futuro a voluntad del Amo. El presente anexo constituye un contrato entre el siervo y el Amo a los ojos de los dioses antiguos, que velarán por el cumplimiento de dicho contrato, hasta que reclamen su parte del acuerdo. Con la aceptación de estos términos y condiciones el alma del siervo quedará vinculada al Amo hasta el fin de sus días, momento en el cual el Amo la entregará a las tinieblas a merced de los dioses antiguos para que estos últimos dispongan de ella.

Y de repente, un día, el Amo anunció que media humanidad ahora eran sus siervos, y, para sorpresa del mundo, media humanidad le siguió fielmente, presa del compromiso ante a los dioses antiguos que habían asumido inconscientemente al descargar esa app de minijuegos protagonizados por gatitos. Al principio hubo revueltas, encabezadas por los familiares de los recién convertidos en siervos, pero rápidamente fueron sofocadas, o quizás es más realista reconocer que directamente fueron aplastadas sin ningún atisbo de piedad. Al fin y al cabo se trataba de familias desesperadas luchando por sus seres queridos, mientras que en frente tenían un ejército organizado de autómatas que obedecerían a su Amo hasta las últimas consecuencias, pues un compromiso ante los dioses antiguos no es algo de lo que pueda uno escabullirse. Lo más atrevido y a la vez desesperando fue el intento de un grupo de abogados que pretendió que los dichosos términos y condiciones se declararan nulos de derecho por contravenir la legislación internacional y los acuerdos internacionales que prohibían la esclavitud. Sin embargo el Amo se defendió en los tribunales, sus siervos aceptaron someterse voluntariamente, o al menos eso es lo que se deriva de haber marcado la maldita casilla de "he leído y aceptado". De la misma forma que las monjas aceptan la clausura y entregan su alma a su Dios los siervos vendieron su alma al diablo, o en este caso al Amo, a cambio de la app de minijuegos. Legalmente se trataba de la nueva religión mayoritaria, y nadie podía impedirles adorar al Amo.

Y en esas estamos ahora, el Amo es inmortal, pues la cesión del 10% de la vida de cada uno de sus siervos era literal, y gracias a esos millones de años de vida ahora no envejece. De esta forma, con un solo clic, o más bien con miles de millones de clics individuales, la mitad de la humanidad perdió su libertad, y como consecuencia de ello al perderla dejaron atrás lo que les hacía humanos. Lo único que sobrevivió fue la economía. Los siervos no están parados, son mano de obra barata, sin derechos, que consume lo que se le ordena, ni más ni menos, y siempre produce. Así el Amo se ha hecho con el control de la práctica totalidad de la industria mundial. A lo que podemos añadir que ocupa físicamente más de dos tercios del planeta, pues en los meses posteriores a su proclamación como Amo Supremo el resto de líderes mundiales accedieron a cederle sin demasiadas reticencias todo lo que pedía. El mundo libre quedó reducido a parte de la vieja Europa, la mitad de América Latina y también Canadá. Este último país acogió a la mayor parte de los ciudadanos libres del resto del mundo que decidieron emigrar cuando sus países pasaron a ser administrados por el Amo, y posiblemente ese espíritu de puesta en valor de la libertad hizo que en la práctica Canadá sea el único estado realmente independiente, pues el resto dependen económica y materialmente de sus relaciones comerciales con los territorios controlados por el Amo, y ya no podrían subsistir sin ellos.

Y así es como, en unos años, sin grandes guerras más allá de las primeras revueltas, la mitad de la humanidad pasó a ser una masa zombie que difícilmente podía seguir llamándose humanidad. Y sin embargo eso no es lo peor, lo peor son las comparaciones, porque los siervos, oye, aceptaron un conjuro de magia antigua que los ataba al Amo, y sin embargo en mi país, parte de del mundo libre, las condiciones no son mucho mejores. Aquí no es una única persona la que acumula todo el poder, pero qué más da si el poder económico y también el político están en manos de una pequeña élite que actúa como pequeños amos. Porque aquí se supone que tenemos democracia, pero gobiernan los mismos intereses que lo harían si no la tuviéramos, porque mientras crece la desigualdad y las condiciones de los trabajadores se parecen cada vez más a las de los siervos, en las últimas elecciones de este año 2020 nuestro mediocre presidente ha vuelto a conseguir mayoría absoluta y será investido para su tercera legislatura, y la situación no es mucho más esperanzadora en el resto de países del mundo libre. Porque nosotros, mientras se mantenga este sistema, también estamos aceptando implícitamente unos términos y condiciones tremendamente injustos. Y no es que la mayoría de la población no los haya leído, sino que ni siquiera es consciente de que existan.