SÓLO PASAJE DE IDA
Creo en el tren como un eufemismo del transcurso de la vida.
Cuando jóvenes, nos subíamos a veces hasta sin boleto para ir a algun sitio donde nos divertíamos; pero siempre sabíamos que el viaje era de ida y vuelta.
Al promediar nuestra vida,elegíamos el destino con precisión; el mejor recorrido; el más rápido y cuando podíamos el más confortable. Hasta en 1ª clase! Claro... de ida y vuelta.
En la madurez lo hacíamos cuidando más otras cosas. El precio, el tiempo del viaje, la comodidad, evitando los cambios de tren; cuanto más fácil y directo, mejor. También el pasaje era de ida y vuelta.
Ahora ya casi al final, subimos al tren, y sabemos que vamos a la estación final del recorrido.
No sabemos, ni nos interesa cuanto tiempo tardará el tren de la vida en dejarnos en ésa estación. A veces desearíamos que tarde mucho; otras veces agradeceríamos escuchar el silbato del fin del recorrido.
En todos estos casos, el pasaje es sólo de ida. Porque de ese viaje, no se vuelve.
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