El chorizo perdido

En aquellos tiempos de miseria, muchos de los jóvenes pobres de aquel pueblo rural cuando ciertos vecinos ricos les daban un jornal para trabajar las tierras, a pesar de que iba a ser una jornada muy dura de trabajo y de mala comida, lo aprovechaban, porque así tendrían algún dinero para el fin de semana.

De esa manera, en una casa de los pocos ricos que había en el pueblo hacían comida para ellos aparte de los jornaleros. Sin embargo aquel día el ama de casa coció un chorizo para los de casa en la olla de la comida los trabajadores, aunque a la hora de echar de cenar le echó el chorizo sin querer a uno de los jornaleros en el plato, el trabajador que solo esperaba un trozo de tocino como de costumbre, amparado por la debilidad de la luz que existía, se lo comió rápidamente a escondidas en pocos bocados.

Luego el ama de casa andaba busca que te rebusca en la olla, al mismo tiempo que preguntaba si a alguien le echara el chorizo, lo que todos negaban, por lo que para ella era un misterio porque sabía que allí lo había metido. Sin embargo el chorizo estaba perdido en la barriga del jornalero, que luego contaba la anécdota a sus compañeros y todos reían.