No me mates
No te mataré
¿Por qué me has llamado?
Para matarte.
Pero has dicho que no me matarías.
Y no te mataré
Pero me has llamado.
Quería matarte mientras esperaba. Tanto frío. Esta lluvia. Estoy enfermo. Tengo fiebre. Pero luego todo se echó a perder. Fue al verte bajo la lluvia. Al verte caminar, despacio, intentando llorar pero también desafiante.
Y ya está.
Ya está.
¿Puedo regresar a mi casa?
Puedes regresar a tu vida.
¿No volveré a verte? ¿No volveré a saber de ti?
Te escribiré una carta una vez al año. Y la recibirás este día. Siempre este día. Te contaré cómo pasan los años de un asesino en serie. Solo tú sabrás lo que hago.
Pero me convertiré en tu cómplice.
No. ¿O sí?
No me importa.
Lo sé.
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Eugenia enfermó siete años después. La visité al hospital. No me reconoció. Me presenté como un payaso de los que alegran la estancia del enfermo. Realicé unos cuantos trucos y canté canciones de verano. El marido me animaba. Me acerqué a él y le rajé el cuello. Entonces, claro, Eugenia supo que era yo.
Ssssssss!
Y no dijo nada.
Pero supe que se alegraba de verme.
Me muero.
Claro.
Gracias por estar aquí.
¿No te duele?
Solo tengo mucho sueño.
Pues duerme.
Mátame. Es lo único que quiero.
Vuelve a pedírmelo, por favor.
Matame, mi amor.
...................................
Matar a la persona más importante de mi vida es lo más duro que he hecho. Luego sonó el móvil.
Ya voy. Qué ya voy. Sí. Claro que sé lo que tengo que hacer. Hasta luego.
María esperaba con impaciencia ser la siguiente.
Qué ganas me entraron de repente de matarla. Comenzaba a quererla.
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