3:05 am. Abrazando su suerte.

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   Llovía música tranquila en la sala de estar y se derrumbó en el sofá cuerpo hacia arriba. Con los ojos bien abiertos, mirando a la nada y sin dar importancia a la luz suave que entraba de una farola de la calle, mientras Juan le observaba y descifraba sus pensamientos. Entonces Carlos comenzó a decidir si pensar en su pasado o suponer un futuro inexistente.

   De eso tan solo hacía tres minutos, más o menos. Lo que duró la canción “i´m not a juvenille delinquent” de Frankie Lymon & the Teenagers.

   Todas las personas que lo conocían allá en la tierra ya podían saber que la opción elegida, sería viajar por el pasado, ya que el futuro no albergaba recuerdo alguno para él.

   En esos tres minutos de decisión lo primero que se le pasó por la cabeza fue la suerte y la experiencia que había tenido en ese mismo año que había sido duro y complicado en cuanto a salud pero emocionante por el momento más reciente que estaba viviendo si pensaba en amor.

   Por ese motivo, lentamente le caían lágrimas nada tímidas que crearon una fusión de pena y júbilo en sus pensamientos.

   Valorando cada día más todo tipo de acontecimientos y siendo más inteligente, aceptó sin querer que el presente es lo único que había. Pero pensaba -por favor, después si tengo un ratito no quiero olvidar el pasado que es lo que realmente me hace más rico-

   Aprendió a querer en estado posesivo, su propio día de “hoy” y el poco tiempo que tenía en esa, su vida. Ya sea un día o cuarenta años. Es ese tiempo el que tenía para él, generosamente y sin excusa alguna.

   Ese aprendizaje surgió en un hospital cuatro meses antes. Había estado en un laberinto gris, sobreviviendo, pero sin darse cuenta. Para en un momento determinado llegar por fin a la única dirección final posible... Un mundo nuevo lleno de barandillas donde aún se podía agarrar.

   Y asimilando que aprovechar lo que son y de lo que disponen no cuesta dinero. Solo es difícil entenderlo si piensan que nunca hay problemas y que ese camino lleno de pruebas, es radiante para siempre.   

   El Animaba a todo el mundo a morir cuando tocara y vivir cuando cada uno quisiera. 

   Por otro lado, no podía parar de pensar que increíble parecía y que cierto es, cuando consideraba que el peor año de su vida se convierte a la vez en uno de sus mejores. De casi cruzar el abismo que da paso a la muerte desde la vida, a conocer a una persona maravillosa para él. Esa chica que te cambia la forma de verlo todo y que da un brote rebosante de ilusión, para amar, y ser correspondido.

   Y pensó-

   Que incalculable valor y que barato me ha salido-

   Solo he tenido que pagar el precio de ser yo mismo, nada más.

   Sin dudar sé que me esperan momentos auténticos y emocionantes a su lado, por eso le abrí la puerta hace dos meses  y di la bienvenida a esta chica preciosa en todo.

   Tal y como es, me encanta y solo ella puede entrar para quedarse si quiere. Y esa idea, me fascina.

   Y como dice una canción: “si sé que tú también me amas, que mundo maravilloso seria”

   -Ya no intentes despertarme chica preciosa, ahora ya sé que todo es real. Lo que me pasa contigo puedo tocarlo y sentirlo mientras respiro libremente. Ya estoy tranquilo al saber que no eres un sueño sino mi respuesta envuelta en ti.

   Ahora abrazo mi suerte, abrazo a mi amor.

   Y los tres minutos de decisión terminaron, para empezar a recordar un momento clave de su vida que expresó con una carta que escribió hace ya dieciséis años.


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