La medicina del buen coger

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Hace una semana, tenía que acudir al fisco a tramitar unos formatos para la autodeterminación de un nuevo ejercicio fiscal, un trámite de rutina para mí, me pidieron llevarme un automóvil de la empresa y es lo primero que haría al llegar a la oficina el martes pasado, ya había firmado mi salida y estaba a punto de irme cuando mi jefe me grito desde su oficina.

-Oye contador, espera un poco.

-¿Que pasa contralor? ¿Todo bien? –Le digo mientras camino a su oficina y la contadora de nóminas también camina para esa oficina y me da un besito para saludarme con un semblante muy apagado.

-Contador, aquí la contadora también va a pasar a ver unas cosas a la subdelegación del seguro social, por favor llévala y acompáñala, se van a tardar más pero al menos ella va segura.

-Sí, está bien señor. –Le dije mientras ella me tomaba del brazo y caminábamos a la puerta.

Eva es una mujer muy guapa, 40 años con un cuerpo delgado y piel clara y delicada, un cabello lacio negro hasta la cadera, unos brazos delgados con una cintura muy fina, unos ojos grandes con un busto pequeño, unas piernas largas con un culo firme y formadito.

Ella y yo mantenemos una relación muy agradable, nos bromeamos pero su presencia me imponía y jamás le propuse nada fuera de lo profesional, ella sabía que yo tenía algo con una chica más joven, y que según ella, tampoco llamaba mucho su atención.

Nos subimos al carro, obviamente yo abrí su puerta y la trate como a una dama, ajuste la música a una selección que a ella le gustara a pesar de que yo no comulgue con sus gustos, manejaba sin platicar mucho con ella pues, notaba que su cara tenía una innegable tristeza, pero no me importaba en ese momento platicar, profesionalmente, solo debía llevarla, morbosamente, con solo respirar su fragancia de CK me daba por bien servido.

Acudimos primero al seguro social, ella termino su trámite más rápido de lo que yo pensaba, fue un tiempo demasiado corto, y en diez minutos también yo había terminado mi trámite en hacienda.

Nos subimos al carro, compre un par de SKYY BLUE, nos los tomamos y finalmente mi curiosidad no pudo más.

-Ya Eva, dime, ¿Qué tienes? Obviamente algo te pasa, no espero darte un consejo pero al menos desahógate.

Con la mano firme tomo su trago de un solo golpe, se limpió una pequeña lagrima y se fue a mis brazos sollozando un poco al tiempo que mis manos confundidas acariciaban su espalda.

-No quiero regresar aun a trabajar, quiero olvidar algo que me pasó y quisiera que tú me ayudes, ¿Conoces algún hotel? Quiero que me hagan el amor con delirio y entre rumores supe que tú me servirás mucho en eso.

La vida me ha enseñado a no preguntar por los desamores de nadie, pero inferí que tal vez su marido la engañaba y lo único que quería era desquitarse u olvidar cogiendo, claramente no era la primera vez que vivía esa escena.

Rápidamente maneje hacia un hotel de paso, me estacione y Eva se me adelanto a pagar la tarifa completa, subimos a la habitación y ella solo me pidió un momento para dejar fuera su tristeza, se recogió el pelo y fue hacia mi desvistiéndose lento.

-¿Te gustan mis tetas? Porque al parecer no son muy grandes.

-Me encantan, quiero chupártelas todo el día…

Termine de quitarle su blusa, su sostén también termino en el suelo al tiempo que sus manos me quitaban la camisa, su piel fina y tersa me excitaba velozmente y mis manos por instinto bajaron su pantalón dejándola en un tierno calzoncito de colores llamativos, tome sus nalgas y la apreté a mi cuerpo, un gemido salió de su ser mientras que en sus ojos llegaba la lujuria, mi pantalón cayó al suelo junto con mi bóxer, mi verga erecta y dura era tomada por sus delgadas manos mientras que las mías tomaban sus senos haciendo endurecer sus pezones.

-¿Te éxito? Dime que soy suficiente mujer para ti. Por favor, dime que soy suficiente para ti.

-Tu eres mucha mujer para aquel que te dijo lo contrario, no solo me excitas, me tienes loco, y olvida a ese que te hizo sentir mal, que hoy solo quiero hacerte el amor hasta que se te olvide todo, veras que en unos minutos te vas a olvidar hasta tu nombre.

Bese su boca mordiendo sus labios, mis manos la tomaron suave por la espalda y apretaban a mi cuerpo haciéndola gemir, bese sus tetas mientras mis manos bajaban su calzoncito, me hinque dejándome su delicada y depilada vulva frente a mí, solo con tocarla con mi lengua, ella comenzó a lubricar fuerte, su olor me dio más ganas de hacerla mía y sin pensarlo la empuje a la cama, llevándola a abrir sus piernas se abandonó a mi boca, sus manos apretaban sus senos al tiempo que mi lengua bailaba en su clítoris haciéndola retorcer y gemir sin control, metí dos dedos en su vagina y su calor inclemente desbordaba fluidos brotando más su clítoris. Subí la intensidad de mis caricias así como disfrutar de su sabor con mi lengua, su piel se tensó al máximo y un grito llego a mis oídos haciéndome vibrar junto con ella al sentir su primer orgasmo.

 

Fui hasta su boca y abrazándola fuerte la bese con ternura, ella sentía espasmos, no podía evitar gemir al sentirlos a pesar de ya haber pasado su orgasmo, me subí en su cuerpo y ella abrió sus piernitas a sincronía, sus manos localizaron mi pene y lo llevaron a la entrada de su sexo, sin dificultad alguna mi verga entro, ayudada de la inmensa humedad de su pichita, la cogí lento y profundo haciéndola apretar las sabanas, sus gemidos me soplaban aire caliente en el cuello y sus uñas me surcaban la espalda cuando un nuevo orgasmo estaba próximo, el tiempo paso sin pensarlo, y al caer en cuenta de nuestra realidad, ella ya se había venido por cuarta vez.

-Wow, ahora sé que quien era poco hombre era el, porque ya llevaba mucho tiempo sin sentir esto, ya bastante tiempo tenia que no llegaba a un solo orgasmo y contigo me cuesta trabajo creer que este es el cuarto, no cabe duda de que quien era poco hombre era él.

Yo no dije nada, solo continué moviéndome, despacio y hasta lo más profundo. Eva me empujo y me tiro boca arriba, fue a mi verga y con mucha astucia comenzó a chuparla.

-También tenía tiempo que no chupaba verga, pero hoy quiero que tú te vengas en mi boca.

Era indescriptible como su boca me daba tanto placer, sus manos, su saliva, su lengua, no sé, pero ella me llevo al clímax en solo unos minutos, tome su cabeza y apreté su cabello al sentir que me regaba, Eva se movió más rápido y mi semen salió disparado a una velocidad violenta, con calma me limpio completamente y se acostó conmigo.

 

-Desquitarse se siente tan bien… -Me dijo mientras me abrazaba.

-Encantado de ayudarte Eva pero, cuentame... ¿Qué paso?

 -Bien, pues mira…

 

 

Continuara…


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