MIRADA CALLADA

Laura se encontraba muy sola.

No tenía a nadie, sus padres fallecieron cuando era muy joven y apenas tenía relación con sus abuelos y tíos.

Su trabajo la absorbía por completo y apenas le quedaba tiempo para  encontrar amigos, por lo que únicamente tenía contacto con dos o tres personas.

Un día, en el que Laura estaba en su oficina y cansada de trabajar, decidió tomarse un descanso y salir a tomarse un café.

En la cafetería vio a un chico, era moreno, ojos oscuros de mirada penetrante y con barba de dos días perfectamente cuidada. Tenía unos labios carnosos y seductores. Laura no paraba de mirar a aquel chico tan guapo, y a él parece que tampoco le resultó indiferente.

Laura terminó su café y se marchó. Mientras iba a su oficina pensaba que era una estúpida, que por qué no se había acercado a aquel chico, realmente le había llamado la atención.

Laura no dejaba de pensar en aquel chico, así que al día siguiente volvió a ir a aquella cafetería, con intención de verle. Y allí estaba él, sentado en una mesa tomando un café y trabajando en su ordenador.

Lura dudó, no sabía si decirle algo, pero no se atrevió. El no paraba de mirarla, le sonreía y ella le devolvía la sonrisa ruborizada.

Así estuvieron durante varios días, Laura se sentía viva con aquel tonteo silencioso, le gustaba ese chico. Fantaseaba mucho con el, se imaginaba como podían ser sus besos, sus caricias, como de apasionado podía ser hacer el amor con el. Se pasaba el día pensando en él.

Un día se armó de valor y se acercó a él. Mientras se acercaba, el apresuradamente comenzó a escribir en su ordenador. Mientras escribía, Laura le decía –hola-, pero él no contestaba, estaba inmerso  tecleando en su ordenador.

 Laura se quedó contrariada, pero eso no la frenó y se presentó - hola me llamo Laura-. Sin embargo, aquel chico no le hizo ni caso, seguía escribiendo, sin mirarla. Laura se marcho de allí, se sentía avergonzada y estúpida por pensar que aquel chico tan atractivo se sentía atraído por ella.

El chico, cuando levantó la vista  vió que Laura salía por la puerta, intentó llamar su atención, pero ya era tarde. Triste miró su pantalla y borro lo que había escrito:

“Hola, me llamo Victor:

Espero que no te inoportune que te mire demasiado. Pero me pareces la chica más guapa que he visto nunca. Me gustas, no dejo de pensar en ti. Ojalá pudiera acercarme a ti y decirte con palabras lo que siento, las ganas de tenerte entre mis brazos, besarte y hacer el amor contigo. Pero no puedo ya que soy sordomudo, espero que esto no sea un obstáculo para comenzar una bella historia de amor”.