MIRADA CALLADA (Final)

Laura estaba en su habitación. Intentaba dormir, no podía, no dejaba de pensar en aquel chico de la cafetería.

Estaba triste, pensaba que el se había fijado en ella, no lo entendía, el la miraba, notaba en su mirada el deseo hacia ella.

-¿Se habrá reído de mi?, se preguntaba. ¿Por qué me miraba de esa forma si no tenía interés en mí?

No paraba de pensar en el, en cómo sería estar entre sus brazos, sus besos, su olor…. Lo deseaba.

Al día siguiente, Laura estaba en su oficina, no se concentraba en su trabajo, no podía dejar de pensar en el chico de la cafetería. Decidida, salió de su oficina rumbo a aquella cafetería, estaba dispuesta a plantarle cara.  Cuando llegó, el no estaba. La mesa en la que solía sentarse estaba vacía.

Laura se sentó allí, en aquella mesa desde donde él la miraba con deseo e intentó sentirle. En ese momento sentía que estaba más cerca de él que nunca, intentó sentir sus caricias, sus besos, se le erizaba la piel solo de pensar que estaba sentada en el mismo lugar que aquel desconocido al que amaba en silencio.

Perdida en sus pensamientos, una camarera se le acercó para tomarle nota. En ese momento Laura volvió a la realidad, miró a la camarera y sin decir palabra, salió de aquella cafetería.

De camino a su oficina, se encontró con él. Allí estaba, frente a ella. Era alto, de complexión atlética. Ambos se miraron fijamente durante u rato, Laura temblaba sentía que su corazón iba a estallar, y antes de que Laura pudiera decirle algo, Víctor la agarró por la cintura y la besó en los labios.

Laura no daba crédito, sentía que flotaba su corazón palpitaba mas fuerte. Su deseo, su amor hacia él crecía mas con aquel beso y en ese momento deseaba con todas sus fuerzas que aquel beso fuera infinito.

Tras aquel beso, Victor sacó una carta de su cartera. Miró fijamente a Laura y se la entregó. Laura miró a Victor, no entendía nada, pero le daba igual era feliz, así que abrió aquella carta y la leyó.

Mientras leía aquella carta a Laura le cambió el semblante. Victor, se asustó, sentía que podía perder a la mujer que amaba.

Cuando Laura terminó de leer aquella carta, miró a Víctor fijamente, lo abrazó con fuerza y  señalando su corazón le dijo –Yo también te amo-

Jamás volvieron a separarse.