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No le gustaban las visitas inoportunas y mucho menos aquélla. Le había dejado bien claro que no quería verla, que jamás se volviera a presentar ante él bajo ninguna circunstancia. No después de las últimas ocasiones en que se vieron las caras.
Pero sabía que con ella no había nada que hacer. Parecía como si tuviera una fijación con él, como si le estuviera acechando. Algún día volvería a presentarse de la forma más insospechada. Y es que la Parca es muy persistente y cuando se propone visitar a alguien no hay quien se lo impida.
No quiso abrirle la puerta pero ella supo cómo encontrarlo. Y esta vez no falló.
Al día siguiente, de madrugada, apareció ahogado entre las rocas. No pensó que ella nunca dormía.
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