Cuando sueñas que la persona que amas con todo tu corazón está contigo, amándote, cuídandote, cuando sientes sus cálidos brazos alrededor de tu cuerpo, sus labios sobre los tuyos, o su aliento en tu cuello... lo que no sabes es que una pequeña parte del alma de esa persona esta ahí, a tu lado, velando tus sueños, quizás incluso abrazándote cariñosamente. Por eso cuando despiertas, simplemente cierras los ojos, sintiendo todavía su olor, su calor. Intentando retener en tu memoria los restos de su alma, que se deshacen entre las primeras brumas del día. Sonríes levemente al recordarlo, imaginándote casi sin querer que sigue contigo. Deseando que nunca se vaya. Piensas que ojalá no todo haya sido un sueño...
Y, quién sabe, quizás esa persona también haya soñado contigo esa noche.
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