Clandestinos II

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
6153 visitas

Marcar como relato favorito

Me recibes con un conjunto de lencería, me dices que lo compraste solo para mí, ni siquiera abro la botella cuando tus manos ya me estas quitando los botones de la camisa. Tu mirada tiene fuego y quiero que me queme hasta el fondo.

De pronto…

Mi teléfono suena, es ella, es mi esposa seguramente con un reproche, o con el reclamo matutino de todos los días, no pretendo contestar pues precisamente de ese mundo es del que quiero olvidarme, ya no quiero reproches, ya no quiero discusiones, no quiero esa maldita obsesión que me llevo al límite y me orilló a buscar más que sexo y el calor de otra piel, alguien que no juzga, que no pregunta, que solo sabe dar caricias y besos, que no le importa otra cosa más que coger y olvidar, que no exige, que no reclama, que solo se entrega desnuda y caliente a que haga con su cuerpo lo que yo quiera.

Me dices que exactamente eso haces tú, que éste es nuestro momento, que aquí no hay más, que solo existimos tu y yo, que aunque somos clandestinos estamos en nuestro espacio, que nosotros no éramos infieles pero las circunstancias nos llevaron a encontrarnos, que aquella felicidad se esfumo y nos trajo una vida llena de egoísmo unilateral, donde el complacer a la otra persona ya no era suficiente, que lo que antes nacía del corazón ahora era una obligación, que no solo la otra persona pensaba solo en sí misma, también nosotros debíamos pensar solo en ella llevándonos a ser alguien que no éramos.

Y en ese hartazgo, nos encontramos, ambos, necesitados de caricias sin forzar, de caricias naturales, de locuras sin terminar, de calor y humedad desbordadas, de pasión y lujuria interminables, fue ahí donde a pesar de no pretender nada más que una amistad, terminamos cogiendo fuerte y rico, para olvidarnos de nuestro mal sabor de boca al que se resumió nuestra vida.

No te importa coger conmigo en la cama donde duermes con él, pues se lo merece, su egocentrismo y ceguera ya no ven a su mujer, y me pides que me venga en su almohada, solo por rebeldía.

Por eso estamos hoy aquí, en tu cama, tu seduciéndome con ese conjunto de lencería que hoy estrenas para mí pero días antes me modelaste enviándome una foto al celular, ese conjunto te luce perfecto, la forma de tus tetas, el color de tus nalgas, me encantan y me excitan, te toco suavemente con mis dedos en tu vulva, compruebo su humedad, introduzco mis dedos en u vagina y pruebo tu sabor, tú lo pruebas también y juntos lamemos tus fluidos y nos besamos combinándolos con nuestra saliva. Hago brotar tu clítoris y lo muevo delicadamente haciéndote gemir delicioso, descubres tus senos sin quitarte el sostén, los chupo, los muerdo y tú me aprietas del cabello. Eres mi puta y te encanta lo que te hago.

Muevo mis dedos y tú te retuerces diciéndome que no pare, jalas aire intensamente cuando hago unas pinzas con mis dedos, dos te penetran esa delicada y empapada pichita, y otros dos se abren paso entre tu culo. Los muevo y te penetro delicioso mientras muerdo tus pezones erectos, otra vez estimulo tu clítoris, te toco increíble y solo cierras los ojos disfrutando el momento.

De tu voz entrecortada me dices que siga, que te toque más rápido, que te vas a venir, y en ese momento te toco como me lo pides, y tus gemidos me dejan sordo, diciéndome que eres mía y que te encanta como te toco. Un rio de fluidos calientes se riega desde el fondo de tu ser,  levantas tu cintura y aprietas mi mano entre tus muslos, tu sexo chorrea y el olor que despide me encanta haciendo mi erección más fuerte.

Deslizo tu delicada tanga entre tus piernas y dejo desnudo tu sexo con el vello recortado, chupo tu sexo bebiéndome los restos de tu orgasmo y te penetro rico llevándome tus piernas a abrazar mi cintura, te penetro más a fondo y más gimes, no sé en qué tiempo me aprendí tus sensaciones que me muevo rápido haciéndote gemir delicioso y fuerte, te digo que eres mi puta, que me encanta que te vuelvas mi zorra y tú solo gritas y te escurres.

Un nuevo orgasmo se hace presente llenando de calor mi verga y mojando intensamente tu cama, me quedo inmóvil dejándote mi pene hasta el fondo de tu vagina y tú me besas y me muerdes los labios como siempre, te doy la vuelta y abro tus nalgas ricas que tanto me encantan, abro tu ano con mis dedos y te penetro de esa manera tan deliciosa. Me aprietas rico y el aroma que despide tu culo me excita al nivel más alto, no puedo más y siento que mi pulso se acelera al máximo junto con mis palmadas en tu trasero. Me vengo dentro de tu culo y tú tienes un último orgasmo que me hace estremecer al sentir tus contracciones apretándome al compás de nuestras respiraciones. Me desplomo sobre tu espalda y descanso un rato, me visto y te dejo desnuda en la cama medio dormida.

Regreso a trabajar y en mi computadora un correo con tu remitente, son la 1:24 pm y abro mi bandeja para ver que me has dejado.

**Amor, me dejaste con el culo escurriendo de tu leche, me encanta ser tu zorra y que me hagas como quieras, todas esas caricias que me son negadas tú me las das con ganancia, me vuelves loca y tenerte en mi cama se ha vuelto un placer indescriptible, mi esposo no me coge con las ganas que lo haces tú, y sé que si tu esposa se dejara llevar como yo no estarías conmigo.

Como quisiera que tú y yo no tardáramos tanto tiempo en vernos, mi cuerpo necesita de su hombre y extraña las caricias de su dueño, porque lo eres, porque a pesar de que mi esposo es el dueño de mi vida, tú eres el dueño de mi cuerpo, de mi locura de mis más profundos y bajos deseos. No te amo pero amo tu manera de cogerme, de hacerme sentir plena, no siento amor por ti pero solo tu verga me lleva a esos orgasmos indescriptibles, yo sé que tu sientes lo mismo y por eso estás conmigo.

Ella es tu esposa y yo tu puta y eso no me molesta porque escurrir en tu leche me causa placer, porque aunque ella sea tu señora, yo soy quien está feliz de recordarte, que aunque ella está contigo en público, yo, en el más clandestino espacio, me incendio junto contigo llevándonos a ser uno solo.

 

Me encantas y espero ansiosa y paciente a nuestro siguiente encuentro, recordarte en mi cama será mi alivio, esta cama tiene tu nombre, aunque mi marido duerma en ella a diario.

Atentamente, tu puta, tu perra y tu zorra, tuya, y solo tuya… **

 

Termino de leer y regreso a la realidad, el estrés de la oficina me recuerda que mi vida no está en tu habitación, quisiera perpetuar ese momento recordarlo me causa una sonrisa. Que vida tan confusa…

 

 

 


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed