La muerte rondaba a mi puerta. La angustia, invadía la habitación del hospital, entre mis familiares y todos querían darme el último adiós.
La vida me regaló un cáncer terminal y todo el dolor que conlleva consigo superar y enfrentarse a una enfermedad como esta.
Cerré los ojos y me dejé llevar.
La luz del ansiado túnel, hizo su aparición tras mi último aliento de vida y me encaminé hacia ella con el paso firme.
Mis familiares derrotados lloraban mi ausencia.
Seguí la luz hasta el final y rompí a llorar como si la vida me fuera en ello....Y ahí estaba de nuevo.
Naciendo a pocos metros de donde había dado por finalizada mi existencia, llorando porque en la antigua vida, a escasos metros de mi, había dejado una mujer y unos hijos maravillosos, pero que en breve olvidaría por los largos años que me auguraban esta nueva etapa.
Espero que esta sea para los nuevos miembros de mi familia mejor que las anteriores.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales