No sabía que le iban los “juegos”, como así lo llama, las cosas raras, lo extraño. No sabía que todo aquello le iba hasta que ahora lo veo salir de la habitación, confusa y muy excitada porque se levantó de repente y se marchó y ahora viene con un chupa-chups en la boca. ¿En serio?, ¿un chupa-chups?, ¿a qué viene eso ahora?. Se acerca a mi con él en la boca y me lo da a degustar. Mmm, de fresa y nata, mi favorito. Me lo pasea por los labios y luego acerca su lengua a ellos. Se coloca encima de la cama, entre mis piernas abiertas y pasea el caramelo por mi vientre. Luego me roza, con su boca y su lengua, saboreando todo mi ser empapado de caramelo. Mi cuerpo se estremece ante el roce del suyo y del pringue del chupa-chups. Estoy excitada y húmeda, mi respiración es entrecortada.
Cierro los ojos mientras siento el chupa-chups recorriendo mi sexo, rodeándolo y acariciándolo con cuidado. Noto como el caramelo me pringa y se mezcla con mi humedad. Esto me relaja y me pone muy cachonda. Grito, me sorprendo de repente cuando introduce el chupa-chups en mi, muy fuerte y rápido. Creo que todo el edificio me ha escuchado, pero nadie viene a quejarse. Lo saca y vuelve a introducirlo cinco veces contadas, mis gemidos van en aumento. Lo miro mientras mi cuerpo se estremece de placer. Veo como se mete el chupa-chups en el boca y lo saborea muy lentamente. Sus ojos llenos de lujuria. Mete el caramelo en mi boca, sabe a él, al caramelo y a mi. Quiero desatarme y poseerlo en el suelo, pero no puedo, no con esto en las muñecas. Vuelve a colocarse entre mis piernas y siento como saborea la mezcla del chupa-chups y mi humedad. Su lengua dibuja círculos en mi exterior y luego se va adentrando poco a poco. Mi cuerpo se retuerce y él me agarra fuerte las piernas para que no me mueva. Pronto alcanzo un clímax idóneo y todo mi ser se alivia en él, que me degusta con placer mientras me mira fijamente a los ojos.
Ha sido uno de los orgasmos más placenteros de mi existencia. Por suerte esta cita no acaba aquí, su mirada y sonrisa me dicen que aún queda mucha tarde por delante. Me desata y se tumba a mi lado en la cama, abrazándome. “Descansa un poco mi vida, que esto solo acaba de empezar”. Estoy extasiada y creo que no voy a poder seguir su ritmo pero tengo que aprovechar todo lo que pueda, no nos vemos muy a menudo y todo el tiempo que paso con él es poco.
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