CORTO RELATOS DE MI VIDA: LA SEÑORA GREGG: El trauma del mayordomo. Parte Final. (CONTINUACION)

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(CONTINUACION)

Y se quedó sentado en el montículo de paja, corriendo con la riendas en la mano caminamos hasta el otro granero que no estaba lejos, entramos y pusimos a los caballos dentro de un corral, el hombre me dijo: quieres ayudarme a cepillarlos?, le contesté que sí, y cada uno con un cepillo empezamos la tarea, el hombre me decía como hacerlo, pero yo soy algo inútil y no lo hacía bien, los dos reíamos y bromeábamos, pensé, que divertido es esto,  al fin, llevamos terminamos, estábamos a punto de irnos cuando hice como si me hubiese doblado el pie, empecé a quejarme y el hombre se agacho y comenzó a sobar mi pie, yo le decía, me duele, me duele mucho, au, au, en hombre agachado no sabía qué hacer, me agache y le di un beso en la boca, el hombre se paró y dijo: usted es una mentirosa y dio la vuelta, lo seguí y lo abrace por detrás, como no queriendo que se fuera, él se detuvo y dijo, suélteme por favor señora, le pregunté, por qué me desprecias, y el hombre dijo, ustedes las mujeres blancas solo quieren quitarse la duda de que tan grande la tiene un NEGRO, le contesté que no era eso, sino que yo quería de alguna forma agradecerle lo amable que era, el hombre dijo, no tiene nada que agradecer, es mi obligación, entonces le dije:  no, no lo es, no estas a mi servicio, el hombre volvió a pedirme que lo dejara ir, pero no lo solté, le pregunté, que tengo que hacer para demostrarte que te deseo, y el hombre contestó, hacer todo lo que te diga, le respondí, está bien, hare todo lo que me digas y lo solté, él se volteó, con sus grandes manotas me tomo la cara empezó a besarme, me metía su gigantesca lengua en la boca y podía sentir que casi me llegaba a la garganta, empezó el disfrute con aquel hombre, después de probar mi boca, me cargó hasta unos bultos de paja y allí me sentó, me quito el sujetador y empezó a mamarme las tetas, estaba como loca, el hombre me succionaba los pezones y me los estiraba, sentía un poco de dolor, pero un dolor como un pellizco, empezó a sacar leche de mis pechos y él enloqueció, tragaba de esa leche sin  dejar caer gota alguna, después,  me quité el calzoncito, y lo tiré lejos, el hombre me recostó un poco y me comió la concha, me hizo gritar de placer, primero porque tenía muy sensible la concha y segundo porque el tipo tenía una lengua gigante, literalmente gritaba de euforia, me tenía bien agarrada por los muslos, era imposible que  pudiera escapar de su ardiente lengua, entre grito y grito al fin el hombre saco la cabeza de entre mis piernas y yo lo bañé en mis jugos, me bajó de los bultos de paja y me llevó hasta un horcón donde se amarra a los caballos, allí dijo: bien ya sabes que hacer mujer, obediente me puse de rodillas y empecé a desabotonarle el pantalón, cuando le bajé el pantalón me di cuenta  que el hombre no llevaba ropa interior, entonces pude ver aquello que hace años tanto me asusto, de entre las piernas del hombre le colgaba una cosa como una manguera, de color negro y venosa, la polla le llegaba casi a la rodilla, yo al verla la tomé con la mano, pero el hombre dijo: aun no, primero quítame el pantalón, obedecí  la orden y quite el pantalón del hombre, ya al estar libre dijo: ahora ya puedes deleitarte con mi polla, la agarré con las dos manos y empecé a chuparla, al principio estaba toda aguada pero con mi técnica de succión no tardo en pararse, después de unos minutos de verdadera succión, aquello se levantó  tanto que era impresionante, como podía levantarse aquella enorme polla, el hombre me levantó del suelo y me dijo que pusiera las manos en el horcón, hice caso, después dijo: ahora para la cola, me hice un poco para atrás y paré las nalguitas, el hombre me metió la mano entre las nalgas y toco mi panocha, saco la mano bañada en liquido vaginal y dijo, ya estas lista para mi polla, agarró su polla con la mano y la metió por entre mis nalgas, salté y di un gemido, entonces el hombre empezó su trabajo de destrucción, empezó a dejarse ir poco a poco, primero metió la cabeza del pene, me sentí tranquila, después siguió metiendo su pija mas y mas y mas adentro, pero cuando estaba a la mitad yo sentí  que me topó y le dije ya no más, me topaste adentro, mi concha era grande, pero su gran pija no solo era larga sino gruesa y me llenaba completamente la vagina, la polla de mi esposo era larga pero no tanto y no muy gruesa, pero esta me quedaba cabal, hasta la sentía apretada a pesar de tener bien lubricada la panocha, yo gritaba y me aferraba al horcón, aquello era de no creerse, como ese pedazo enorme de polla me cabía en mi concha, no lo podía creer, el hombre arremetía contra mi cuerpo y yo solo me aferraba más al tronco de madera y subía mas la cola, se empezó a escuchar el típico ploch, ploch. ploch, de mis nalgas pegando contra el cuerpo del hombre, este se deleitaba con mi culito, primero me tenía las manos en las caderas, después se fijó que mis tetas colgaban como racimos de uva, quito las manos de mi cintura y las puso en mis pechos, eso me subió la calentura, al punto que me hacía para atrás con más fuerza para que me entrara la polla más profundo, gritaba como loca mientras el hombre me exprimía las tetas sacándole chorros de leche por los pezones, como si estuviera ordeñando una vaca, me movía cada vez más rápido, como queriendo que el hombre acabara dentro y me llenara con su leche, no tenía el  más mínimo miedo de quedar embarazada de aquel sirviente,  pero el hombre no terminaba, después el hombre me puso a gatas, y siguió metiéndome toda la polla hasta que sus testículos casi tocaban mi clitoris, yo seguía extasiada, estaba como poseída, solo concentrada en el placer que aquello me producía, el hombre era  un superdotado, cuando se cansó de esa posición, me puso boca abajo y me metió la polla en medio de las nalgas, siempre por mi panocha, yo seguía gritando pero le pedía más y más al hombre, este hacía caso y me daba con todo, a todo esto yo escurría en jugos vaginales, en el suelo había un gran charco de ellos, el hombre se resbalaba a veces, me cansé de la posición y me di vuelta, abrí mis piernas y el me penetro con fuerza,  lo rodee con las piernas y las traslapé detrás de él, asegurándome de que me dejara toda la leche de su polla adentro, pero por más que hacía de todo para que el tipo acabara, él no lo hacía, (CONTINUARA)...


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