Pueblo silencioso

Laura tenia veinte años, era de familia muy humilde pero era la más guapa del pueblo. Todos coincidían, se dijo alguna vez que este pueblo fué en sus origenes viquingos exiliados, por eso había esos tonalidades de ojos ozules y verdes. Laura tenía un azul oscuro de otro planeta, rubia y de piel clara, era el objeto de todas las miradas, sobretodo masculinas, pero ella estaba en la Universidad y estaba centrada en estudiar, conseguir un buèn trabajo, sacar a su familia de la pobreza y de ese pueblo olvidado. Aquel día era el día antes de la fiesta del pueblo y Laura barría la pequeña capilla y había traido flores a los Santos. Mientras barría en la pequeña capilla, alguién entró, era Amadeo un antiguo amigo que había venido de un descanso en el trabajo. Amadeo se había ido del pueblo hace años con su familia, había acabado la carrera y ahora había encontrado un buén trabajo. Amadeo tenía unos cuantos años más que ella. Tosió y Laura se sobresaltó, Amadeo se desculpo por asustarla y empezó a soltar todo lo que había guardado en su corazón. Laura escuchó una declaración de amor con la escoba en la mano y pensó en que no estaban solos, la Virgen de Los Dolores, Sán Antonio y Santa Lucia los miraban en silencio. Si, dijo Laura, empezarían a salir, el corazón se les salía a los dos del pecho, quedarón en verse en la fiesta. Cuando Amadeo se fué Laura se tuvo que sostener con la mano en la pared y sonrreía. Era la primera vez que no pensaba en su familia y en su objetivo de salir adelante y que se dejaba guiar por su corazón. Amadeo siempre le había gustado pero se lo había guardado para ella y lo había enterrado con todos los objetivos que debía cumplir. Pero álguien había espiado a Laura mientras barría la capilla y había escuchado la declaración de Amadeo. Era Virginia, una chica con algún año más que Laura. Pero Virginía no tenía nada que ver con Laura, ella bién sabía que no era tán hermosa. Su familía si tenía dinero, pero decían que su familía tenía problemas mentales, algo que daba mucho miedo en ese pueblo. Nadíe quería a gente con esos problemas, la locura es lo peor, decían en el pueblo. Su abuelo se suicidó y decian que su bisabuelo también. Virginia había tenido un hijo de un chico que al enterarse de su embarazo la dejó, esto la provocó depresión posparto y al no ser diagnosticado fué empeorando hasta contraer otra enfermedad peor que la hacía ser ingresada en un hospital psiquiatrico de vez en cuando. Había gente que pensaba en ella como la pobre loca,  todo esto era sabido por ella y llenaba de odio la mente devil de Virginia. 

Se oyen los primeros compases de la orquesta en el pueblo, era un pasodoble. Laura se pone un vestido blanco muy sencillo sin dejar de pensar en Amadeo. Su casa esta cerca de la capilla donde está hubicada la orquesta, primero ha de pasar por el cementerio. Laura se despide de sus padres y se dirige andando. No se imagina que Virginia la espera, ella le da con una haceta, la deja inconsciente y la mete al pequeño cementerio tapiado a rastras. Toda la rabía, el odio y la envidia la descargó sobre el cuerpo de Laura. Laura había tenido todo lo que ella nunca tendría y para ella era imperdonable. La enfermedad no provocaba el asesinato si no la maldad. Virginia se cebó con el rostro de Laura, el vestido blanco se tiñó de rojo. Amadeo se encontraba a unos metros pensando en Laura, escuchando los acordes de un pasodoble. Virginia se cansa de tanto golpe, alado de viztima y asesina está un grán Sagrado Corazón sobre una tumba, mudo y mirando al infinito. Virginia se cansa y sale del pequeño cementerio manchada de sangre y se dirige a la fiesta, atrás deja la vida que pudo tener Laura. Virginia se siente poderosa, odia a ese pueblo y se sube al escenario a insultar al pueblo, los pocos congregados y los musicos se quedan con cara desencajada.