Un día frío

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Un día frío. Un corazón helado. Una piel de hielo. Hoy es uno de esos días en los que la vida parece no tener sentido. Uno de esos días en los que te sientes sola, parece que todo el mundo está contra ti y nada te sale a derechas.

El timbre!!! Qué fastidio! No tengo ganas de ver a nadie, pero por qué será que sentimos el irremediable impulso de abrir la puerta? Y allí estoy yo, abriendo la puerta.

- que haces tú aquí?

- he venido a la papelería de abajo y he pensado pasar a saludarte.

- y no has comprado nada?

- mmmm, no tenían el libro que venía buscando.

Vaya por Dios! No tenían el libro. En fin, al menos se lo ha currado buscando una excusa.

- Quieres un café?

- Sí, claro, ya sabes cómo me gusta

- Si, como el sexo, caliente y fuerte Mala!!!

Pongo el café, pero no da tiempo ni a que se caliente la cafetera, ya estas a mi lado, más bien pegado a mí con tu boca en mi nuca.

- tú también sabes cómo me gusta

- jajaja

Sabes que no me puedo resistir, morder mi nuca es encender el botón de arranque y ya estoy húmeda. Me muerdes fuerte, mi piel se eriza y tu mano agarra fuerte uno de mis pechos y la otra va directa a mi coño. Compruebas que esta húmedo y caliente y tu dedo se mueve fuerte contra mi clítoris. Empiezo a jadear y a pegar mi culo a tu cuerpo. Parece que tú también te vas calentando. Eso me pone más y tu dedo no para de moverse y tu boca de morder y no me puedo resistir. El primer orgasmo viene pronto. Es como un tapón de una botella de champagne.

-esto no es suficiente – me dices

Me llevas a la habitación, y me pides que me desnude. Yo me desnudo obediente (y encantada). Me empujas contra la puerta del dormitorio y con mis cinturones, me atas las manos juntas y lo sujetas al perchero que cuelga detrás de la puerta. Esto me va gustando cada vez más.

- Abre las piernas

- Soy una niña obediente

Me muerdes los pezones, me agarras el coño y metes tus dedos hasta dentro, fuerte, rápido, con envites desesperados por reventarme. Mueves tus dedos rozando mi punto, tu sabes donde está. Yo fuerzo y me pego todo lo que puedo a tu mano, me gusta que llegues hasta el fondo, mis piernas tiemblan y mi coño se contrae buscando un orgasmo que no tarda nada en llegar. Me gustaría parar para saborearlo, pero tú no me dejas, tu mano ya está en mi clítoris, moviéndose fuerte de arriba abajo. No tengo tiempo de recuperar el aliento, pero con cada orgasmo me pongo más húmeda y con más ganas de correrme. Tocas fuerte la punta de mi clítoris y me corro de nuevo. Te pido que pares un poco, pero ni me escuchas. No te puedo besar, no te puedo tocar.

- Tu solo disfruta – me dices

Yo ya te digo que soy obediente. Me das la vuelta y me pones de cara a la puerta, pero no sueltas mi coño. Estoy tan húmeda que no te cuesta casi nada mojar mi culo, así que una mano en el coño moviendo mi clítoris con fuerza y la otra en mi culo. Esto no debe ser bueno, no puedo dejar de temblar, mi cuerpo esta tenso y excitado en cada uno de sus poros. Mis pezones duros y tu vuelves a morder mi nuca y un escalofrío me recorre desde los pies a la cabeza. Quiero que me folles, que me penetres, que me rompas entera. Quiero besarte, morderte la boca y agarrarte del pelo, pero me tienes atada, impotente. Siento como tus dedos se tocan dentro de mí, los que tienes dentro de mi vagina y los que tienes dentro de mi culo. Las dos manos se mueven fuerte, dentro y fuera. Quiero aguantar, pero no puedo….no puedo y me corro de nuevo.

Me sueltas, buscas algo en mi mesita de noche….no puede ser. Has traído mi vibrador, y sin pensarlo mucho lo introduces en mi coño. Mi amigo de noches solitarias, ahora no es tan solitario. Te has quitado los pantalones y siento tu polla dura rozando mi culo. De repente tu mano suelta un azote en mi nalga. Buff, no sé cómo lo haces, pero creo que no se puede tener más placer pero estoy equivocada. Tu polla dura y fuerte se va abriendo paso entre mis nalgas que separas ayudado de tu mano. Mi culo mojado, tu verga dura…..no tiene obstáculo, va entrando despacio pero firme mientras el vibrador hace de las suyas por la parte delantera. Tu polla ha entrado hasta el fondo en mi culo, siento tus huevos pegados a mi coño, pegan a cada envite. Mis jadeos fuertes, casi sin respiración. Mi cuerpo arqueado con el culo hacia arriba buscando que tu polla entre hasta dentro y ese vibrador que no para en mi coño. No puedo más, me vuelvo a correr. Te suplico que pares, necesito un descanso, recobrar el aliento, pero no quieres dejarme respirar, no quieres que me relaje.

Me das la vuelta de nuevo, veo tu cara, me besas, más bien me muerdes. Tienes esa cara de loco vicioso que me gusta tanto. Tiras el vibrador, levantas mis piernas sujetándolas con tus brazos y tu polla que va fuerte y erguida, se mete sin ayuda y sin problema, de un empujón en mi coño, hasta dentro, haciendo que mi cuerpo golpee la puerta. Una, dos, tres, me quieres romper. No puedes entrar más, pero lo intentas. Mi clítoris roza con tu pubis en cada embestida. Tu boca muerde la mía, casi sin respiración. Me das un azote fuerte y aprietas tus dos manos en mi culo….un dolor divino. Te susurro al oído que no puedo aguantar más, que me corro.

Tú me dices – me corro contigo.

Nos miramos a los ojos, y nos corremos los dos entre espasmos, gritos y jadeos. Estoy exhausta, pero feliz. Ya no hay frio alrededor. Tu cara pegada en mi cuello, intentando recobrar el aliento. Te beso la mejilla y te susurro

– eres mi dolor más placentero


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