Me gusta pensar en él, me causa un bonito placer hacerlo. La mayor parte del tiempo mis pensamientos no tienen sentido, así que él hace todo más interesante con su mirada aparentemente inofensiva; con su forma tan segura de caminar, siempre con la cabeza en alto.
Todo en él es interesante, incluso su inestable forma de ser… había días en que verlo a los ojos podía resultar un acto desafiante por la dureza de sus ojos negros que amenazan con asesinarte si sigues observando; otros días en cambio, en su mirada podías jugar a “perderte y encontrarte”, su mirada llega a ser tan cálida y amable que dan ganas de ir a abrazarlo. Pero algo tan simple como un abrazo podía quedarse sólo en una fantasía, él es un hombre inalcanzable. Y sin embargo me gusta, me gusta de verdad. Sin joda ni morbo, sólo lo que es y siento, algo que sólo yo entiendo.
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