Las Nuevas Hazañas de Augusto Libron Detective Literario Parte Final
Por cristylove
Enviado el 12/02/2017, clasificado en Fantasía
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El resto de la tarde, Oliver trató de explicarnos todo lo relacionado a tan misteriosa sociedad literaria. Que resultó que tratan de mantener la pureza en cuanto a las historias y sus creadores en relación con los lectores. Existen diversas leyendas que cubren de sombras la veracidad de ser los criadores o que sus autores estuvieron directamente involucrados en las historias que como todo sabemos son ficción o eso nos han hecho creer, la verdad ya no se que creer. Algo así como el gran Edgar Allan Poe y su extraña muerte o eso que dicen de él sobre si fue el autor literario y criminal de todas sus obras qué según dicen fueron sus asesinatos sin descubrir o la historia que ronda por ahí que el famoso Shakespeare no es el autor de sus obras sino que plagio a sus amigos y otras tantas que ahora ronda en mi cabeza en la duda. En fin, debemos proteger el libros hasta que otros protectores venga por el. Para completar el jovencito no lo es tanto; tiene aproximadamente 629 años Su juventud se la debe a otro beneficio de los libros que absorbió cuando fue reclutado, empezará a envejecer cuando logre convertirse en protector de primer orden...
Increíble con todo lo que hemos escuchado nos haríamos rico.
Hace una semana que el chico se ha instalado en mi oficina y yo también. He perdido la cuenta de las peleas y luchas que hemos enfrentados para proteger el gran libro. Claro Oliver me ha ayudado con su magia pero aún siguen apareciendo detractores como moscas que debo decir son de horrible aspecto en cuanto a físico y vestimentas. Sigo luchando sin parar. Es cuándo siento que pierdo las fuerzas y de repente algo extraño ilumina la entrada de mi oficina. Estoy a punto de propinar unos de mis golpes cuando alguien dice:
—¡Detente mortal! —la voz profunda provenía de un extraño pero inmenso anciano de capa verde esmeralda, su cabello plateado se veía realmente brillante y su rostro denotaba sabiduría y serenidad.
—¡Maestro! —exclama eufórico Oliver —lo esperaba con ansia, pensé que no lograría proteger el legado literario. Suplicó su perdón al no poder salvar a mi maestro y demás miembros. —se hinca a los pies de aquel extraño anciano.
—levantate mi fiel alumno. No fue tu culpa, cada día debemos luchar por proteger la esencia literaria aun a costa de nuestra propia existencia. Lo has hecho bien.
El anciano sigue de pie, no cabe duda que es realmente grande e imponente. Me observa lleno de incertidumbre y le pregunta a Oliver:
—¿Quién es este hombre? —el chico se dirige hacia donde me encuentro petrificado y no lo niego y expresa agradecido —Maestro, este hombre ha arriesgado su vida para protegerme a mi y al Gran Libro, es un buen hombre —añade con simpatía —es un poco incrédulo, gruñón y pesetero pero ahora puedo decir que es mi amigo.
—¡Que muchacho tan atrevido! —digo dándole unas palmaditas en la espalda — no ha sido nada, siempre defiendo la integridad del mundo literario en Ciudad Letraria y por supuesto al desvalido. Ha sido un placer.
El anciano hace una reverencia y me da las gracias, me siento importante pero pretendo que estoy calmado, aunque estoy molido con tantos golpes recibidos creo que un día más y me hubiesen enterrado sin un mísero ramo de flores. El joven y el viejo comienzan hablar en un lenguaje que no comprendo aunque estoy seguro que es la lengua antigua de literia quién más podría usarla si no son ellos los guardianes de lo oculto literario. Después que culminan su conversación, Oliver se dirige a agarrar el libro que entrega al Maestro. Posa su mirada en mi y dice:
—Hasta pronto amigo, espero que puedas conseguír más casos, es una lástima que no pueda ofrecerte dinero.
—Ah, tranquilo no te preocupes por eso. Algo llegará. Me complace saber que ayude a proteger la literatura del mal oscuro. ¡Cuidate mi anciano amigo! —Me sonrío y estrecho su mano.
Sin embargo, siento que algo no está bien. El anciano me mira y Oliver expresa:
—Lo siento amigo, pero no podrás recordar y eso incluye a la señorita Mixhit —Y dale con lo de señorita pienso —Mi maestro borrará de tu memoria todo lo que has vivido después de mi presencia, es por tu bien y por el nuestro, debemos protegernos de los detractores.
—Espera amigo...
Son las 12:37 en mi viejo reloj y justo ahora, en este preciso instante en el que estoy a punto de darle una colosal mordida al Shawarme. Deseo que está vez llegue a la agencia un caso que nos proporcionen mucho dinero.
—¡Oye Mohamed! Preparame otro para llevar. —le ofrecí a mi secretaria que le invitaría el almuerzo.
Me dirijo a mi agencia de detective que al paso que voy tendré que desalojar el lugar por falta de pagos en el alquiler.
Mixhit me espera impaciente. —Jefe acaso era mucho pedir que comieramos juntos, estoy muerta del hambre y usted come primero, que desconsiderado como siempre.
—Ya, deja el drama, que traje dos para comer juntos. —le digo cuando en ese preciso momento alguien toca a la puerta, abro y en la puerta está un joven, muy bien vestido con una apariencia que juraría que tiene dinero para pagar por mi servicio, me apresuró a dejarlo entrar.
—Pase adelante, soy Augusto Libron, detective literario para servirle.
—Buenas tardes detective, Soy Oliver Gatonegro y necesito de sus servicios. . .
FIN?
Hasta un próximo caso...
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