MIEMBROS
Por Adelina Gimeno Navarro
Enviado el 21/02/2017, clasificado en Intriga / suspense
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Sobre el volante y pegada a el miraba el escenario fantasmagórico que la avería de su auto, había hecho que casualmente tuviera que parar allí y cerciorarse de lo que veía...
La luna quedaba dibujada sobre la torre más alta de aquella colina, las ramas de los árboles y las sombras cubrían de misterio aquel pantano seco por la falta de lluvias. El viejo motel de carretera, estaba aún muy lejos, era el único habitáculo cercano que en el pueblo habían informado a Enri que encontraría, y que veía ahora reflejado en el mapa de su GPS...
Lastima que aquel percance la dejase a unos cuantos kilómetros del lugar que en realidad le podía dar satisfacciones, donde pretendía pasar unas merecidas vacaciones, aunque la verdad sería otra sin duda alguna...
La muchacha venía de la Capital, y había elegido aquella parte del bosque porque en su casa siempre sus padres le hablaron muy bien de el, diciéndole que algún día tenía que visitar el maravilloso lago y la sierra de aquella parte del condado, que a pesar de mostrarse lúgubre durante la noche, por el día tenía un aspecto muy vivo...
Enri no entendía aquel interés, ya que sus padres eran de adopción y siempre le habían dicho que ellos pertenecían a un pueblo del Sur, no del Norte donde cada año le insinuaban que sería el mejor lugar de destino para sus vacaciones. En realidad toda aquella parte era preciosa, exceptuando que al llegar la noche como en todo lugar, pero allí parecía que más, todo se cubría de un manto de misterio y de historias de crímenes.
De hecho, se percató del cartel que presidía el camino que la llevaría a su destino y donde con escasa luminosidad se leía en el... "Motel"
Enri comenzó a caminar, la sequedad de la tierra árida se escuchaba bajo sus pies, el viento movía la maleza seca, el propio entorno era tétrico, como sacado de una película de miedo. La chica abrigó su pecho con sus manos y le pareció ver a lo lejos, casi a la salida de aquel sendero unos brazos que salían de aquella espesa broza...
Pensando que todo era cosa de su imaginación, apretó el paso y dejó atrás aquel tramo del sendero, pero cuando llegó a ese punto sintió como si algo le rozaba las piernas, no pudo ver nada porque sus ojos permanecían cerrados. Una vez fuera del lugar no quiso darse la vuelta, ya estaba fuera del bosque, aunque la sensación de miedo seguía envolviéndola... Viendo una casa que estaba solitaria a unos cuantos metros antes de llegar al lugar donde se hospedaría...
Al llegar a la casa aquel estropeado jardín le parecía familiar, el columpio que se balanceaba solo, la invitaba a sentarse en el, pero desistió al sentir un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo... Llamó a la puerta, tardaron en abrir, pero la recibieron con suma galantería...
La anciana que le abrió indicó muy amable que se sentase a la mesa y que la cena estaría enseguida, en aquella vieja casa todo funcionaba como en cualquier familia, le extrañaba, pero aceptaba sin saber el porqué, la madre y el hijo, que llegó luego, hablaban como si la conocieran, acompañando sus frases con el calificativo de hija.
Aquel joven que tan solo tendría un par de años más que ella, vestía desaliñado, con un mono de trabajo, completamente lleno de grasa a pesar de que no se veía mucho movimiento de trabajo en aquel lugar.
- Pero en fin, pensó ella, total mañana estaré en mi verdadero lugar de vacaciones, y nosotros pensamos ahora al respecto, ¿será así o simplemente lo pensó ella?
Al terminar la cena el joven insistió en que le acompañase, se veía osado y con tremendas ganas de entablar una conversación, pero ella estaba convencida de que allí donde la llevaba, no se le había perdido nada, y se lo dijo, he pasado mucho miedo y no pienso volver allí. Sin darse cuenta que su madre le hacía una serie de advertencias a espaldas de ella. Esa noche Enri se sintió observada, le daba la sensación de que no estaba sola, cada uno de sus movimientos era como ella pensaba, espiado por alguien que se encontraba en la habitación contigua, ya que escuchaba sus pasos y si atendía bien hasta su respirar detrás de la pared, en aquel instante llamaron a la puerta...
Eran la madre y el hijo...
Enri, la llamaron, cuando en ningún momento ella dijo su nombre, no tengas miedo de lo que has visto en el sendero, eres de la familia y ellos son los miembros de la misma, a los que hemos necesitado para sobrevivir, que como a ti te ocurrió tuvieron en su día un terrible accidente, pero ahora ya estas en casa hija...
©Adelina GN
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