Mi bebé, hay cosas que no podemos cambiar, hay cosas que así pasaron y así deben quedarse. Te aseguro, mi vida, que no existe un ser humano al que ame más que a ti, ni en vida, ni muerto; te aseguro, mi amorcito, que pienso en ti todo el tiempo, que te deseo, que te amo en este instante como nunca antes lo había hecho; que comprendí el valor de la compañía y comencé a soñar cuando te amé por primera vez, que los sueños para mí jamás fueron tan reales como cuando pensé en ti, que las cosas jamás me habían dolido más como cuando no estuviste a mi lado, que en mi corazón se creó un lugar para ti que nadie más ocupará.
Te amo y acepto que las cosas hayan sucedido así entre tú y yo; acepto que el destino haya unido nuestras historias de ese modo; te amo, mi hermosura; acepto el haberte conocido de aquel modo y estoy de acuerdo en que formes parte de mi vida del modo en el que lo haces ahora.
Te amo, niña de mis ojos, y siempre te voy a amar, aunque jamás llegué a ver tu carita terminada, ni a sentir que apretaras mi dedo con tu manita; entiendo que jamás llegaré a cargarte entre mis brazos ni llegaré a darte un beso pero acepto que ese corto lapso de meses haya sido nuestra historia.
Eres inocente, delicadísima y pequeña; te vi como tal antes de poder tener el privilegio de verte carita a cara y más adelante, cuando hubieses podido hablarme y ocupar mi tiempo ya habré entendido que todo esto pasó por la mejor de las razones.
Te amo, mi nena.
Con todo el amor que cabe dentro de mí, tu mami.
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