Los sábados por la tarde suele venir un voluntario a “entretenernos” un poco… Era un joven, serio y agradable y yo me encontraba a gusto con él. Hablábamos, de historia, de las pequeñas cosas de la vida. Y hoy cuando estábamos conversando llegó mi hija Pili. Aún estaba con el oxígeno. Pidió permiso para poder quitarlo e ir a dar una vuelta. Cogió la chamarra, una bufanda, dos mantas y fuimos a pasear un rato. Fueron diez minutos pero agradables, sintiendo la brisa del aire en mi rostro. Al poco tiempo de llegar a la Resi, aparece mi yerno……… Mi hija le había visto y empezó a despedirse. Él no le saludó. Hacía preguntas sin sentido. Mi hija me dio un beso y se despidió. Volvería al día siguiente. No me extraña que se fuera. Yo tampoco soportaba su hipocresía.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales