Amor inocente

Cayendo en todos los recuerdos de cuando realmente me hacías sentir especial. Siempre tengo la mala costumbre de menospreciarme y hacerme sentir que valgo mucho menos, y de que si alguien se ha retirado del juego es por mi culpa. Pero claro, el no saber el motivo exacto es lo que me corroe, y es lo que verdaderamente me hace sentir insegura. Sé lo que soy sin necesidad de tenerlo a él. Y cuando digo él me refiero a cualquier persona. Me siento independiente. Pero otras veces NECESITO saber que estoy en harmonía con alguien, que lo que soy es admirado por cualquier otra persona que no sea yo, para que de alguna forma me haga mucho más fuerte de lo que ya me siento. Puede que pronto seas agua pasada, y que no formes parte de este pequeño ratito que me dedico a escribir. Pero también puede que no. 
Nos falta tiempo para llenar nuestra cabeza de bellas historias. Pero es hermoso soñar despierta cuando sientes esa ilusión de lo que está por florecer. Pero sin embargo, cuando esas flores son arrancadas deprisa, sin que te des cuenta, de forma desinteresada, las raíces de lo que estaba creciendo duelen más que mil espinas.
La ilusión es el nacimiento y también la muerte, porque en exceso provoca dolor sobre un futuro que no es tan lejano. La ilusión es lo que nos rompe y nos destroza, y no importa cuánto tiempo hayas pasado en este limbo de ignorancia y felicidad, porque al fin y al cabo siempre termina igual de mal.
¡Pero yo quiero sentirlo! Quiero volver a sentir ese amor inocente, desinteresado y arriesgado. Donde las mariposas te juegan malas pasadas, donde las manos sudadas generan esa incomodidad reconfortante, donde una mirada se convierte en el acto más sensual y vivo dentro de vuestro mundo. Dónde no se forjan opiniones ni se juzga, porque en ese momento estás tú frente a él, mostrándote cómo realmente eres, con tus mejillas sonrojadas y los nervios que te hacen quedar como un idiota. Ese momento cuando no hay nada más grande que sentirte especial con esa persona.