Un sueño

   Despertó sobresaltada, no se atrevía a moverse, ni siquiera quería abrir los ojos. Había sido tan nítida su visión....

   Su sueño la había llevado por el casco antiguo, de turismo, por una ciudad que conocía realmente, recordaba sus calles estrechas y llenas de vida, siempre que la visitaba había muy buen ambiente.

   Ascendía la calle y supo que, de nuevo, había perdido de vista a su grupo y que una vez mas, no se preocuparon por ella, siempre se paraba para ver todo con mas detalle. Se angustió un poco al darse cuenta, pero también como siempre, quería llegar al final y continuó su ascenso, una cuesta por la que ya pocas personas se animaban a subir.

   Y de pronto allí estaba, una empinada escalera que no le permitía ver lo que había mas allá del último escalón... Qué raro, cómo había cambiado todo eso!  Pero subió, tenía que ver lo que había en la cima; aunque creía saberlo, por sus visitas anteriores.

   Por fín en el último escalón, tal cual, se encontró con un cristal inmenso que hacía de muro y le impedía pasar , oh, ya habían cerrado...

   Sin embargo, lo que vió tras el cristal la dejó atónita:  De frente un gran cuadro suspendido, con una imagen de mujer, era un retrato de medio cuerpo, la mujer joven, de cabello rubio sobre sus hombros y un halo o velo blanco, una expresión serena con sus manos sobre el regazo. 

   Pero de repente algo desvió su atención del cuadro, oh dios mío! Detrás y alrededor del cuadro, estaba el Universo, un cielo azul intenso, plagado de estrellas y constelaciones, no tenía fondo ni horizonte; pero tenía vida propia que la envolvía, llenaba de paz y muchas emociones!

   Ese día llegó tarde, como casi siempre, pero a este sitio tenía que volver a tiempo, prometía mucho, porque sabía que, lo que había detrás del inmenso cristal, era el resto de su vida: para ser completamente feliz.