Roman

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Ha pasado largo tiempo y muchas cosas han cambiado y sucedido.

Hace ya 6 meses que estoy con él; se llama Roman y es un chico muy amoroso y atento. Es menor que yo por 6 años pero hasta ahora la diferencia de edad no nos afecta mucho.

Lo que en realidad quiero contar es como comenzó todo:

Fue a inicio del mes de septiembre, en ese entonces yo vivía en casa de mi tía y pensaba en viajar a otro país para comenzar de nuevo. Pero una mañana desperté como siempre, me aseé y fui al abasto de mi tío que vive al lado a comprar algo para desayunar y allí estaba él. Cabe destacar que mi tío es gay y vive desde hace años con su pareja con el cual yo muy poco hablaba así que poco sabía de él y su familia. Pues ese día supe que él tenía un hermano menor el cual se vino a la ciudad en busca de un mejor empleo.

Fue instantáneo, él me vio y quedó prendido de inmediato de mí mientras yo por andar medio dormida no me fijé en él, apenas y mostré curiosidad.

Luego, en la tarde estaba con mi tía y mi prima en el patio haciéndonos pedicura, hablábamos de tonterías y de nuestros trabajos y en ese instante sale él al patio ( la casa de mi tía y tío se comparten el patio) a fumar un cigarrillo y fue que pude detallarlo más: era blanco y delgado, cabello negro, ojos grandes color café oscuro, pestañas largas y rizadas, nariz pequeña y perfilada, de boca grande y labios gruesos y rosados, atraía mucho; de inmediato empecé a mirarlo de reojo, pues me llamaba la atención y de paso que yo tenía varios meses inactiva sexualmente y ya mis autocomplacencias no eran suficientes.

Se presentó y enseguida hizo amistad con mi prima y mi tía, nos contó el porqué se vino a la ciudad y cuales eran sus planes a largo plazo. Notaba como me miraba y era obvio su interés en mi, así que no perdí tiempo...

Al anochecer después de la cena, salí al patio, estaba un poco nerviosa pues no sabía que podría decir para iniciar una conversación. Al rato salió Roman, el acostumbra a fumar luego de la cena, se sentó conmigo y la mayor parte del tiempo sólo se dedicó a escuchar. 

Le hablé de mis planes de viajar, de lo que había hecho y lo que planeaba hacer; de vez en cuando preguntaba sobre algunas cosas y así se nos pasaron las horas. Eran casi las 11 de la noche y pensé que era muy tarde así que decidí despedirme; noté que él no quería que la noche terminase de esa manera, así que optó por pedir el número de mi móvil, yo se lo di y en medio de mi torpeza y mis nervios entré a la casa. Cuando estuve en mi cuarto pensé en lo mucho que me atraía y me excitaba y de como sería el sexo con él, en eso suena mi móvil, era un texto de él diciendo lo mucho que le gustó hablar conmigo y que hubiese querido despedirse con un beso; le dije que aún estaba a tiempo así que silenciosamente me escabullí al patio, ya que todos dormían y allí estaba él esperando, nos sonreímos, yo me acerqué y me besó. Fue un beso largo donde sentía como una corriente recorría mi cuerpo, desde la boca hasta mi clítoris y éste a su vez empezaba a dilatarse y mi vagina se humedecía, era una sensación que hacía mucho no sentía.

Él tomó mi mano y la llevó a su miembro, dándome cuenta de cuanto crecía y lo duro que estaba, era magnífico. Pronto empezamos a perder la cordura y sólo se me ocurrió decirle que me acompañara a mi cuarto, él se dejó llevar como si fuese flotando en una nube.

Entramos y cerré, nos fuimos a la cama. Con sus dedos el tocaba mis senos suavemente hasta irse a los pezones, yo susurraba mi placer a su oído, después bajó a mi cintura, quitó mi pantalón y vio lo mojada e hinchada que estaba mi cosita, no dudó un segundo en hundir su rostro allí y entre halones y lengüetazos arrancaba de mi suspiros y gemidos los cuales ahogaba con la almohada. Ya desquiciada de placer me incorporé y me fui a su bermuda, solté el cordón, bajé su ropa interior y allí lo descubrí: un delicioso y enorme miembro, duro como un asta, su cabeza roja y chorreante apuntando a mi boca, no dudé un momento y lo engullí lo más que pude; lamí y chupe cuanto pude, saboreaba sus fluidos, lamí sus testículos, quería comerlo todo mientras el miraba con lujuria y sus ojos brillaban. Ya no podía postergarlo más así que le dije que lo metiera por lo que él me tumbó boca arriba y se colocó sobre mí, tomo el pene con su mano y lo llevó a mi cosita palpitante. Primero sólo pasaba la cabeza de su falo por mi pepita, era delicioso sentir lo cálido y de como se erizaba mi piel, luego lo fue llevando y empujando, yo gemía y le decía que metiera todo hasta el fondo el obedeció y lo metió de golpe, sólo alcancé a ahogar mi grito pues nada se comparaba, sentir su pene llenándome hasta lo último, pronto empezó a embestirme, de forma suave y rítmica, yo por mi parte comencé a masajear mi clítoris ya enorme y duro. Ya cuando empecé a perder el control de mi misma, le dije que me diera duro, que me hiciera gritar, eso lo enloqueció y comenzó a darme como si no hubiese un mañana, yo gemía que me estallara y pronto llegó el cosquilleo, presione más mi clítoris y solo alcancé a decir su nombre y a virar mi ojos, eso causó efecto en él y sentí como su falo disparaba un chorro de leche caliente dentro de mí, yo por mi parte me vine como en mucho tiempo, temblaba de placer y mi chochito se contraía de manera involuntaria alrededor de su falo que aún estaba adentro. Cuando pudo sacó su pene bañado en los fluidos de ambos. Nos dimos un beso, nos vestimos y lo acompañé al patio, allí en medio del éxtasis nos dimos las buenas noches. Así fue como comenzó todo.


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