Denunciar relato
A la salida del metro San Miguel, quedé observando cómo los autos corrían por Gran Avenida. Miré de improviso hacia la berma del frente, y un conocido me saludó, haciendo gestos con su cara. Se acercó un hombre de aspecto vagabundo. El semáforo se mantenía, cuando decidió cruzar la avenida sin miedo a morir atropellado. Todos miramos estremecidos, su acción suicida. La luz cambió, y avanzamos hacia la vereda contraria. Busqué entre la gente, pregunté si lo habían visto, pero nadie vio nada, el ruido de sus pensamientos silenció para siempre, cualquier inconveniente, y tropiezo callejero, de ese día.
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