Que me gusta, que no me gusta. Corazoncito, carita enojada, carita contenta y así estamos. ¡Compartido tantas veces que debo ser famoso! ¿Ya subiste fotos de lo que vas a comer? Si hago un restaurante con comida de plástico pero hermosa y rebosante, me hago millonario. Y con un güifi veloz, mejor aún. No sea cosa que la pareja de la mesa 6 tenga que verse a los ojos. Comparta, así sus falsos amigos y amigas virtuales envidian su feliz puesta en escena. Y sonría mucho, eh, que las miserias no salen en la foto. Eso sí, a soportar la crítica feroz, desmoralizante y destructiva de samuráis virtuales que temen a los transeúntes. Usted puede hacer lo mismo, claro que sí. Insulte, defenestre y no proponga nada nuevo, nada fresco. Después de todo así es el mundo a través de la pantalla: seguro, frío, conectado y aislado. Sepa usted que a nadie interesa y a nadie importa quién es o que sueña. Bienvenidos? a Internet.
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